Lo que no ponga Rajoy lo pondrá la cesta de la compra para echar a ZP de La Moncloa

(PD).- ¡Es la economía, estúpidos! Tanto contarnos milongas, tanto pan para hoy y hambre para mañana, acaban pasando factura. Ríete tú, Z, de que los españoles no puedan irse de cañas.

Subrtaya Graciano Palomo en Elsemanaldigital que «al bolsillo no se le engaña, mi querido amigo». Más que la visualización del aquelarre del Ritz para ver cómo 700 empresarios rodeaban (algunos silentes, otros gratis) al presidente Zapatero, me interesa más conocer los entresijos de la comida celebrada en La Moncloa con un selecto grupo de empresarios entre los que figuraba el oficial presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.

El sospechoso vicedueño de Marsans/Aerolíneas, elevado a categoría de patrón de patrones por mor de sus relaciones políticas con la derecha, debe estar hecho un lío pero al menos públicamente defiende los postulados del Gobierno. ¡A la fuerza ahorcan! Pues que tenga cuidado porque los chicos de Génova 13 empiezan a estar mosca con una serie de personajes a los que hicieron hombres y ahora capotean peligrosamente al son que les toca David Taguas. Es decir, Miguel Sebastián, que sigue siendo el capo cañoneri de los consejos económicos al presidente y el auténtico superministro de Economía. Si es que el genio vallisoletano/leonés revalida urna en los inquietantes idus de marzo.

Importantes empresarios que ya hacen cuentas para ver a cuántos empleados tienen que dejar en la calle confirman a este escribidor sabatino que a don José Luis y sus chicos la camisa no les llega al cuello, mientras Rajoy intenta por todos los medios incluir a Manuel Pizarro en sus listas. El turolense se hace el remolón porque acaba de estrenar poltrona en Telefónica y tampoco un escaño le aportaría nada al que podría ser un magnífico ministro del área económica.

La cosa está que arde. De jugar en la Champions –¡qué pobre iluso!– acabaremos, si Dios no lo remedia, cerrando la clasificación en Tercera porque nadie le ha explicado que los BMW, Mercedes y otros artilugios caros se han venido comprando con dinero alemán que ahora hay que devolver y la caja mengua cabreantemente.

Los poderes públicos en una economía moderna no están por acelerar los procesos económicos; pero sí para impartir doctrina. Y resulta que Zapatero se ha dedicado a decirnos que somos los más ricos, esplendorosos, afortunados de cuantos europeos pululan por el Viejo Continente. Lo mismo que hace 50 años el general Perón les decía a los argentinos y ya se sabe como acabó la fiesta. En lugar de esparcir valores que cotizan al alza por el mundo (trabajo, esfuerzos, austeridad, ahorro, talento, estudio, investigación) su prédica se sustancia en echarse a la bartola y poner el cazo para ver qué cae de la «España de los derechos».

Por cierto, amigos, un país tan serio como el Reino Unido, poco dado a las demagogias por lo del frío, acelera su plan de energía nuclear. ¡La economía, estúpido!

Rajoy dice ahora que su prioridad si llega al poder será la economía. Después de cuatro años de vacaciones en este asunto. Pero nunca es tarde si el final es bueno. Se ha dado cuenta dónde está realmente la preocupación de los españoles. Y mira por dónde lo que durante estos cuatro interminables años no pudo lograr lo va a conseguir la inflación básica en los huevos, la leche, el pan, el café, la cervecita y el pincho de tortilla.

¡Que tiempo tan prosaico nos toca vivir!

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