(PD).- Muchos se quedaron con la boca abierta al oir que Rajoy llevaba de número diez en su lista por Madrid a Beatriz Rodríguez-Salmones, la diputada pro-canon. Después de que el PP había decidido dar la batalla para acabar con el confiscatorio canon, aparece, para enfado de multitud de usuarios de Internet afines al partido, la Salmones en la lista. Por cierto, ¿cuáles son los lazos de esta diputada con el grupo PRISA?
¿Cómo es posible que diputados de relumbrón como Gustavo de Arístegui o, incluso, el propio Ruiz-Gallardón sean retirados de la lista de Madrid y sí aparezcan nombres sin ningún tipo de relevancia o que hasta puede ser un repelente a la hora de votar al PP?
Bastaría echar un vistazo a la peripecia política de Ana Matos o Cayetana Alvarez de Toledo, analizar su aportación real al PP en estos últimos cuatros años y compararla con lo realizado por gente como Gustavo de Arístegui -enviado de segundón a Zamora- para echarse las manos a la cabeza.
¿Quíen y con qué critero ha ajustado las listas populares? ¿Dónde se esconde el genio que castiga el mérito y premia otros elementos de dudosa respetabilidad política?
Un susurro recorre los pasillos de Génova, después de que Mariano Rajoy en una decisión sin explicación lógica decidió incluir en sus listas a Beatriz Rodríguez-Salmones, diputada partidaria del canon de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) le han dado buffet libre.
Conocida ya en los ambientes políticos como la titiritera del PP, Salmones fue la encargada de defender el confiscatorio impuesto para la sociedad privada. Después el Partido Popular le rectificó y no sólo votó en contra sino que ha decidido hacer bandera de la elimación de este canon digital. ¿Es coherente esta postura con la inclusión del nombre de la diputada que lo defendió?
La legislatura que viene, y siendo la número diez de la lista por Madrid, volveremos con toda seguridad a ver sentada en los escaños de la bancada de los populares a la «titiritera del PP».
A raíz de este protagonismo, han aflorado algunos lazos familiares de Rodríguez-Salmones más que llamativos. La diputada es cuñada de Javier Pradera, ideólogo «vieja guardia» de Prisa con el que está casada su hermana Natalia, según publica Elsemanaldigital.com.
«Lo más curioso es que Natalia Rodríguez-Salmones ha sido eso que se llama a woman for all seasons. Así, fue directora de gabinete del Instituto Cervantes en los últimos tiempos del felipismo. Más tarde, ya con el Gobierno Aznar, dirigió el Instituto Nacional de Estudios Turísticos, dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa, pasó a encabezar la Coordinación y las Relaciones Institucionales de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, dependiente de Cultura».
Además, tal y como cuenta este diario online, la diputada popular mantiene una relación sentimental con el columnista de ABC Darío Valcárcel, director de la revista Política Exterior y uno de los fundadores de El País en 1976.
A FAVOR DEL CANON DE LA ZGAE
En abril de 2005 y con un margen muy ajustado de un voto, 120 a favor y 119 en contra, y contando únicamente con los votos de los miembros del Grupo parlamentario popular y un único senador socialista, fue aprobada por el Senado una Proposición de Ley para suprimir el canon.
A principios de diciembre de 2007, Entesa Catalana propone un apartado en la tramitación de la LISI en el Senado para suprimir el canon en menos de un año que es apoyado otra vez por los populares.
En ambas ocasiones, Beatriz Rodríguez Salmones, portavoz de Cultura del PP en el Congreso, defendió a la SGAE y la aplicación del canon tal y como hoy lo conocemos, aunque Mariano Rajoy, en la última oportunidad, corrigió a la diputada y afirmó que era el criterio de su partido, cosa extraña cuando en 2006 votó a favor de la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual que consagraba legalmente el canon, por cuanto éste -en su versión digital- era un acuerdo privado entre ASIMELEC y las entidades de gestión.
