El PP no puede descuidar la comunicación si quiere dar el vuelco a los sondeos

El PP no puede descuidar la comunicación si quiere dar el vuelco a los sondeos

(L.B./PD).-«¿Qué piensa hacer con el millón y medio de inmigrantes ilegales que quedaron sin regularizar?». La pregunta de Iñaki Gabilondo era muy concreta y requería una respuesta a la justa medida que Rajoy zanjó afirmando «No voy regularizarlos». Repregunta: «¿Los dejará ahí, como fantasmas?» De nuevo: «No voy regularizarlos». ¿Dónde estaba el argumentario del PP cuando su líder más lo necesitaba?

Durante la entrevista con Gabilondo en Cuatro Rajoy fue de menos a más. Dejó flancos abiertos en temas como la familia y el matrimonio homosexual, fue impreciso y vaporoso con el tema de la inmigración, no supo salir al paso de las preguntas-trampa de Gabilondo sobre el caso Severo Ochoa y recién acertó al final, cuando, mientras en el plató desfilaban las imágenes de Rouco Varela, el líder del PP pidió libertad y tolerancia denunciando las falsedades de la izquierda en sus ataques a los obispos.

Con los debates televisivos a la vuelta de la esquina, Rajoy debe afinar mejor sus respuestas en temas que la izquierda tiene mucho interés en poner en la agenda. Le falta contundencia y se echa en falta un mensaje que llegue a todos con claridad y sin medias tintas. Gabilondo lo dejó en evidencia al decirle a Rajoy que «defendía la familia y sus valores, o sea, Educación para la Ciudadanía«. Rajoy en lugar de embestir contra esa asignatura de tinte totalitario se limitó a responderle: «Llámelo como quiera, yo defiendo a la familia».

Si desde Génova ponen un tema como la inmigración en la agenda se supone que lo tienen bien meditado. Pues no. Rajoy no dio muestras de saber concretamente qué hacer con la inmigración ilegal. Está claro que no los regularizará pero tampoco dijo qué hará con ellos. ¿Los expulsará? En la entrevista de ayer no quedó aclarado.

Tampoco puede perdonarse la falta de coordinación entre algunos políticos populares a la hora de entonar un mensaje unificado y coherente. Como si ni hubiese bastado la metedura de pata de la diputada Beatriz Rodríguez Salmones apoyando el canon de la SGAE, acto seguido irrumpe la salida de tono de Arias Cañete diciendo que «la mano de obra inmigrante no es cualificada porque ya no hay camareros como los de antes». De esta forma casi tira por la borda la inteligente jugada de descolocar al PSOE con la propuesta de regular el velo islámico.

Nada comparable, todo hay que decirlo, con el revuelo que provocó el socialista vasco Miguel Buen, al decir que están a la espera de que se den las condiciones para volver a negociar con ETA mientras encargan a Garzón que encarcele batasunos a granel. En todo lados se cuecen habas.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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