(PD).- María San Gil ha vuelto a vivir esta semana en primera persona la barbarie de los radicales. Lamentablemente ella está acostumbrada a sufrirla en el País Vasco, y por eso quizá le parezca aún más inexplicable que haya sucedido ahora en Santiago de Compostela y, por si no fuera suficiente, en una universidad.
ABC habla con la presidenta del PP vasco:
-El PP desarrolla su labor política en el País Vasco en un clima de hostilidad que trasciende el acoso de los radicales y se evidencia cada viernes en el Parlamento de Vitoria. ¿Cómo lleva tener que soportar hasta el insulto del lendakari?
-No sé a cuál de ellos se refiere, porque han sido innumerables a lo largo de la legislatura. Recuerdo el día en el que Ibarretxe dijo que el PP era lo peor de la sociedad. Que el máximo representante de los ciudadanos vascos diga que nosotros somos lo peor, existiendo ETA-Batasuna, da un poco el perfil de en qué ambiente nos movemos. El lendakari ha estado muy incómodo con nosotros en esta legislatura, porque hemos sido su única oposición y hemos puesto de manifiesto que él no gobierna para el conjunto de los vascos, sino que lo hace para los vascos nacionalistas y, sobre todo, para los vascos más nacionalistas y más radicalizados. Nosotros hemos expuesto datos objetivos, pero como él no tiene argumentos para rebatirnos, recurre al insulto. De todas formas, los vascos no me han votado para caerle bien a Ibarretxe.
-Pero el lendakari no insulta a las parlamentarias del PCTV…
-No, no se atreve con las «nekanes».
-Para el PP siempre ha sido difícil hacer política en el País Vasco, pero ¿cómo explica que hayan intentado agredirla en una universidad gallega?
-La reflexión que tendríamos que hacer es que si durante cuatro años desde la Presidencia del Gobierno se nos ha estado estigmatizando, se han estado haciendo pactos de todos contra nosotros, se nos ha querido poner en la extrema derecha, ahora de esos vientos han venido estas tempestades. La actitud del Ejecutivo ha sido interpretada por los radicales independentistas gallegos como que se les daba barra libre contra el PP. Se ha generado un caldo de cultivo que al final desemboca en que esos grupos radicales se crean que tienen todo el derecho del mundo a agredirte, a insultarte o a amenazarte de muerte. Eso lo llevamos viendo durante mucho tiempo en el País Vasco, donde el Gobierno de Ibarretxe se encoge de hombros. Ahora esta situación se vive en toda España. En Galicia se agredió a un colectivo que pide el bilingüismo y en la Universidad de Barcelona la víctima fue Savater. Creo que esto, más que una agresión contra unos o contra otros es una agresión contra la democracia, porque no se puede tolerar que nadie se permita el lujo de agredir, de insultar y de amenazar.
