(PD).-Punzante entrevista de El País a Esperanza Aguirre, que no ha esquivado el bulto. La presidenta de la Comunidad de Madrid quiere pasar página del culebrón mediático de las listas del PP y no eternizar polémicas estériles. Aguirre quita hierro a la polémica con Gallardón, no muestra cicatrices por no ir en las listas y tiene un pálpito para después del 9-M: un congreso extraordinario del PSOE cuando pierda.
«Me mostré dispuesta a ayudar a Rajoy a ganar. Lo más trascendente de los últimos 30 años es que no continúe la visión de España de Zapatero. Yo creía que todos debíamos ayudar desde el sitio donde estábamos, pero si se hubiera impuesto la idea de que para ayudar a Mariano era imprescindible figurar en su lista, yo me ofrecía con el enorme sacrificio que para mí representaba. Ni he echado órdagos, ni he hecho amenazas, todo lo contrario».
El País le pregunta por las críticas a Fraga y la exclusión de Gallardón pero Aguirre no entra al trapo:
R. Yo creo que todo el mundo ha entendido que para ayudar a Mariano no es necesario ir en las listas. Rita Barberá es un ejemplo. Pero a lo largo de las Navidades parecía imponerse otro criterio.
P. ¿No fue una guerra de sucesión?
R. Nada más lejos de la realidad. Es la prensa la que habla de eso. Como lo de Gallardón, que lo daban por hecho y Rajoy no había dicho nada a favor, al contrario.
Ni se imagina un congreso extraordinario del PP tras las elecciones:
Yo estoy viendo uno del PSOE cuando pierda. Lo más probable es que Rajoy siga, pase lo que pase. Pero si Zapatero pierde, la debacle en el PSOE va a ser de órdago. Hay muchos que se la tienen jurada.
Sobre los exaltados que intentaron agredir a Juan José Güemes y Francisco Granados el pasado viernes, no tienen duda de dónde vienen las agresiones:
Zapatero es el líder más extremista de Europa. Dice que somos la extrema derecha. ¿Se habrá mirado? Rajoy está con Sarkozy y Merkel, él no tiene interlocución con nadie. Eso sí, cuenta con actores que nos llaman turba mentirosa, humillante, imbécil. En lugar de considerarnos adversarios leales, nos pretenden arrinconar en la derecha extrema.
