La necesidad de un pacto contra el nacionalismo

La necesidad de un pacto contra el nacionalismo

(PD).-Los sondeos han dejado en claro que la inmensa mayoría de los españoles está harta de los chantajes nacionalistas. Y si hubo una fuga de votos en el PSOE o desmovilización en su electorado como parece decir la demoscopia, es por la actitud de un Zapatero que estuvo los cuatro años de Legislatura de rodillas frente los atávicos. La pregunta que surge ya no es tanto quién ganará sino con quiénes pactarán y a qué precio.

Durante todo la campaña electoral PP y PSOE se han llenado la boca de españolismo luego de estos cuatro años donde la tónica ha sido la pérdida de ese consenso imprescindible en torno a la cohesión del Estado. El gran responsable de esta deriva es Zapatero que ha vaciado al Estado mostrando una dificultad objetiva para encajar la idea nacional.

En este desaguisado, los votantes son los convidados de piedra. Cómo se pregunta Ignacio Camacho en ABC,

¿por qué demonios hemos de resignarnos a que esas fuerzas minoritarias, que tienen un sentido excluyente, parcial e insolidario de la convivencia española, sigan determinando la vida institucional de una España en la que no creen?


Rosa Díez
, la candidata más coherente y con menos complejos de esta campaña, ayer anunciaba que no iba a pactar con ningún partido que no esté dispuesto a reformar la Ley Electoral para domar a la bestia nacionalista. En esa línea también apunta Camacho:

Lo que ya es hora de romper es el derecho de pernada que les concede el sistema electoral para reservarse la potestad de garantizar la elección presidencial a cambio de unas vueltas más de la centrifugadora del Estado.

Sorprendentemente, tanto PP y PSOE no han ni querido mencionar el tema de los pactos con los nacionalistas. Se han dedicado a hacer política de feria, subasta de propuesta antes que abarcar el meollo del problema. Cuando tocaba, como ZP, se tiraraba de españolismo circunstancial. Como escribe Carlos Herrera en ABC:

La política española se ha transformado en una suerte de catálogo de venta por urgencia, de canasto de medidas a corto plazo, impactantes, anestesiantes, de fuego de artificio.

Una campaña eectoral donde sobró la banalidad para el consumo de masas, el marketing frívolo, el youtubismo extremo. ZP es el epítome de esta forma de hacer política: una sonrisa con fondo de nada. Ninguno de los dos candidatos ha planteado un compromiso de grandeza con España.

El panorama es preocupante. Si gana Rajoy, su gobierno será, forzosamente, débil y su capacidad de maniobra, muy reducida. Herrera cree que «se tragará el estatuto catalán, no derogará prácticamente ninguna ley confeccionada por los chicos de ZP y apenas tendrá motor para gestionar la nave un par de años». ¿Y Zapatero?

¿A qué estará dispuesto Rodríguez por conservar el poder? ¿Qué será capaz de pactar Rajoy al objeto de hacer de su adversario el único presidente que no ha renovado la confianza de los españoles en su primera reválida? En dos o tres días tendremos una aproximación, pero da la impresión que todo será poco, de que si el diablo quiere la parte más mullida del alma, ésta le será concedida.

La conclusión es que, sea cual sea el resultado final, el que gane lo tendrá muy difícil. Tendrá que hace encajes de bolillos y asumir quizá chantajes intolerables. Y si unos de los dos pierde por más de cinco escaños, puede darse por «muerto» políticamente. Es lo que toca. Es lo que hay.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

Lo más leído