De la A a la Z: claves del 9-M

(PD).- Que lejos quedan ahora todas las tonterías de la campaña. Fíjate qué huecas se te antojan, qué triviales, qué majaderas. La cofradía de la Z, la niña de Rajoy, los insultos de los artistas, el vallenato, el jubilata de Moratalaz, la hosquedad de González, los orgasmos de Zerolo, el contrato de los inmigrantes, el currículum de Bernat Soria, el frenazo de Pizarro, las cifras del paro, el ojo de Solbes, las lágrimas de Gallardón.

Como subraya Ignacio Camacho en ABC, «son de anteayer y parecen de otra legislatura, de otro siglo: humaredas perdidas, neblinas estampadas, que dijo Alberti».

Todo se lo ha llevado por delante este telón de sangre inocente que el terror ha vuelto a correr ante nuestros ojos para cerrar la función con un guiño macabro.

Hemos vuelto de nuevo al mismo sitio, después de cuatro años de tumbos y recurrencias. Las urnas abiertas, el ataúd caliente, la moneda en el aire y los políticos viéndola caer con el aliento suspendido en la angustia mientras calculan a quién beneficiará el rescoldo de la tragedia.

Mira cómo se dan codazos en la fila de esa unidad ficticia que aparentan para no salir movidos en la foto; los ves ahí, en silencio, compungidos, solemnes, con esa mirada transida de luto y pesadumbre, tan profesional, y sabes que están a punto de romper en reproches, de tirarse el muerto a la cara, de afearse las culpas y bajarse otra vez a las barrancas del sectarismo y la discordia.

Aún no se atreven, pero lo harán el lunes, quizá esta misma noche, cuando los votos estén contados y ya no teman que tú condenes sus mezquinos manejos. En realidad, si escuchas bien, si atiendes los matices, lo están haciendo ya, entre dientes, en esos mensajes de doble filo cargados de ansiedad entre lugares comunes y retórica de ocasión.

Hoy se cortan un poco, pero espera; sólo quedan unas horas para que aflore toda la inquina que les está quemando las tripas bajo la compostura forzosa del respeto.

Ahora mismo sólo temen lo que pienses tú. Unos sienten pavor a que recuerdes los días recientes de la infamia, del mano a mano con los terroristas, del peloteo febril a los «hombres de pazzzzzzz», de los paseos del carnicero desafiante, de las solemnes mentiras con que trataban de engañarte mientras negociaban con los que han ordenado disparar contra un obrero.

Otros tienen miedo de que el eco altisonante de sus palabras gruesas resuene demasiado alto en el silencio funeral de estas horas amargas. Están todos presos de sus errores, brutalmente manipulados por la crueldad fría y descarnada de los asesinos. Y quieren tu indulgencia, tu adhesión, tu anuencia, tu desmemoria.

Pero hoy te toca a ti. Es tu momento, el único que te van a dejar en otros cuantos años. Hoy es el día en que tienes que recordar todo lo que ellos no quieren que recuerdes, lo que han tratado de difuminar en esta campaña que ha saltado en pedazos.

Yo sé que tú lo sabes, pero ellos aún esperan que dudes, que vaciles, que te venzas en la flaqueza, en la emotividad, en la compasión. Tú decides: más de lo mismo o una oportunidad de cambiar. Hagas lo que hagas, tendrás tiempo de sobra para arrepentirte. Pero hoy hazlo. Sí, como dicen ellos: con todas tus fuerzas.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído