Juan Cruz Osta(PD).- Sin el apoyo de la escasa derecha mediática Mariano Rajoy lo tiene muy complicado. Aunque en un primer momento los altos cargos del PP salieron en bloque a arropar al líder, el suelo mediático ha comenzado a hacerse barro y el movimiento interno en Génova se ha sobrevenido inmediatamente. Todos están cogiendo posiciones por lo que pueda pasar. De momento, Rajoy, antes de marcharse, está decidido a dejar su impronta. La suya y no la que le marquen los medios ya ex-amigos.
Fue al instante cuando Pedrojota Ramírez dio orden de que las palabras de Mariano Rajoy en el balcón de la sede del PP el día de la derrota electoral sonaran a despedida. Al día siguiente, ya lo especificó y habló de la necesidad de que Rajoy deje paso a otro candidato que «sea más atractivo para el electorado». Y este martes por la mañana, junto a Losantos, preparan ya el entierro del presidente del Partido Popular.
Pese a que Rajoy ha conseguido aumentar en cinco escaños su representación en el Congreso, que ha engrosado la bolsa de votos en 400.000, diez veces más de lo que lo ha hecho el PSOE, es imposible hablar de victoria o de dulce derrota en el PP. La amargura se ha apoderado del partido de la oposición y Mariano Rajoy, conforme pasan los días, parece dispuesto a coger las maletas y largarse a un Registro de la Propiedad.
Mariano Rajoy no quiso este lunes asistir asistir al Comité de Dirección del PP, que ha examinado los datos electorales. Pero este martes el presidente del partido sí irá a la sede, a dirigir la Junta directiva Nacional, y después dar la cara en una más que multitudinaria rueda de prensa.
Lo que ya no parece poder esconderse es que van a rodar cabezas desde hoy mismo. Y no será, por ahora, la del propio Rajoy.
Tal y como adelantó Periodista Digital, muchos dentro del PP ponen cara a los culpables de la derrota. Según fuentes cercanas al propio Rajoy, lo que estaría previsto para este martes es la sustitución del propio Acebes en la Secretaría General por Pío García-Escudero. Tampoco Eduardo Zaplana se salvaría de la quema, que podría ser sustituída por Soraya Saénz de Santamaría en la portavocía del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.
A punto de ser defenestrado, Mariano Rajoy quiere dar un giro centrista a su partido, que, aunque mantenga los mismos principios de esta primera legislatura de Zapatero, aparezcan a la opinión pública menos desgastados y más atractivos.
Pero parece que la rebelión interna en el PP ha comenzado a toda prisa. Tras conocerse esto, y según estas mismas fuentes, Esteban González-Pons, cabeza de lista por Valencia, estaría haciendo esfuerzos denodados para abortar el nombramiento de Soraya Saénz de Santamaría como sucesora de Zaplana.
Lo cierto es que Rajoy está viviendo su particular viacrucis personal. Tras una derrota que cogió a todo el mundo por sorpresa en el 2004, el Partido Popular gastó más energías enredando con las corrientes internas que en hacer una oposición llamativa a Zapatero. El propio Mariano Rajoy ha tenido que trabajar denodadamente en que los suyos se quieran y en dar una imagen de unidad frente al electorado.
No le ha salido mal, pero una nueva derrota todavía va a distanciar más a unas tendencias de otras dentro del partido. Ahora es tiempo de reflexión y hora de recolocarse.
Tendría que ser en el Congreso ordinario del partido cuando Rajoy planteara el abandono del cargo -en el caso de que en el PP se considere que es la salida- y que se presenten alternativas para que sean votadas por los propio militantes. Tampoco descartan la posibilidad estas fuentes consultadas de que Rajoy se libere del sector aznarista y se dé el mismo una oportunidad al «marianismo«.
Es hora, también, de que determinados medios analicen cuál ha sido su grado de responsabilidad en el final político de Mariano Rajoy y en la continuación cuatro años más, mínimo, de Zapatero al frente del Gobierno de España.
