Rajoy apuesta por una nueva generación PP

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El relevo generacional será completo. Lo anunciará Mariano Rajoy este lunes, durante la Junta Directiva Nacional, que se reunirá en un hotel porque acuden casi 500 miembros del PP y donde se convocará oficialmente el Congreso de junio. Todo indica que sería Rajoy casi el único superviviente del grupo que hizo grande el PP a las órdenes de Aznar a principios de los noventa.

Todas las quinielas vuelven a colocar al frente de la portavocía del grupo parlamentario al valenciano Esteban González Pons, uno de los dirigentes más jóvenes, mediáticos y brillantes.

Hay quien apuesta todavía por Juan Costa o Manuel Pizarro, este último cada vez con menos fuerza-, y suena muy fuerte el nombre de Soraya Sáenz de Santamaría para un puesto relevante.

Carlos E. Cue afirma en El País que mañana, teóricamente, sólo serán nombrados los portavoces parlamentarios.

La Junta Directiva también abrirá paso al congreso del partido. Y eso quiere decir que Rajoy dará pistas sobre su equipo de dirección en el PP, al nombrar a los ponentes de los asuntos que se discutirán en el cónclave.

Muchos creen que encargará a Sáenz de Santamaría la organización de ese congreso, con vistas a su posible nombramiento como secretaria general.

Para este puesto se había especulado con el nombre de Pío García Escudero, que fue jefe de la campaña de Rajoy, pero el madrileño no parece tener ningún interés en la secretaría general y prefiere quedarse como portavoz en el Senado.

El único problema de González Pons es, para Rajoy, que sea visto como una imposición de Francisco Camps, el todopoderoso barón valenciano -gran vencedor de las elecciones junto a la madrileña Esperanza Aguirre-, que fue el primero en asegurar que el líder tenía que seguir tras la derrota electoral.

A partir de esos dos puestos clave, hay toda una serie de nombres pertenecientes a esa nueva generación -muchos de ellos ya fueron colocados por Rajoy en el comité que ayudó a elaborar el programa, en un gesto claro de que quería caras nuevas- que tendrán, según la mayoría de los consultados, un papel relevante. Se trata de dirigentes regionales como María Dolores de Cospedal, Rosa Estarás o Alberto Núñez Feijóo -que esta misma semana reconocía que el PP tiene un problema de comunicación y debe renovarse-, y otros como Jorge Moragas, José Luis Ayllón, María Salom, Ignacio Cosidó, Alfonso Alonso o Gustavo de Arístegui.

MUCHOS CAMBIOS Y MUCHAS CARAS

La mayoría de los dirigentes cree que ahora, con la excepción del líder, que ha anunciado su voluntad de seguir al frente de la nave -aunque nadie está dispuesto a apostar durante cuánto tiempo-, la vieja guardia también será relevada.

Antes de que le apartaran, ya lo ha hecho voluntariamente Eduardo Zaplana, que no es ni mucho menos un anciano -el miércoles cumple sólo 52 años, uno menos que Rajoy, una edad a la que en otros países europeos prácticamente se llega a puestos de gran responsabilidad-, pero sí está asociado, por su labor de portavoz, a la última etapa del Gobierno Aznar y, sobre todo, a la crisis del 11-M.

En realidad, no se trata sólo de una cuestión de edad, sino también de vinculación con el pasado más reciente del PP y, sobre todo, con el último año de la gestión de Aznar, el que según todas las encuestas, y junto al perfil de Rajoy como candidato, ha marcado la mala valoración que los populares han tenido en los últimos años y sus dificultades para superar al PSOE.

El siguiente en caer, según todos los pronósticos, será Ángel Acebes, que aún no ha cumplido los 50 años. Todos los dirigentes asumen que, por su perfil personal, será muy difícil buscarle una nueva ubicación que no sea humillante para quien lo ha sido todo durante estos cuatro años como secretario general.

El partido y el propio Rajoy, señalan, tienen una deuda con él porque se ha limitado a obedecer las órdenes del líder y a trabajar sin descanso para mover la maquinaria del PP.

Sin embargo, todos los consultados asumen que no será el secretario general tras el congreso de junio. Aunque a nadie se le ocurre qué puesto podría ocupar.

Zaplana ha anunciado que se quedará como diputado raso, pero con Acebes ese paso atrás parece más complejo.

El jueves, Zaplana habló en público de ese cambio generacional que todos auguran en el PP: «Yo soy defensor de la renovación permanente, pero soy contrario a las catarsis, a la política de tierra quemada. Los políticos no desaparecen. En Francia, en Italia, lo pueden ver ustedes, las carreras no duran cuatro años. Y eso es bueno para la estabilidad de la democracia, aunque uno puede ocupar distintos puestos, nadie puede estar en el escaparate permanentemente».

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