(PD/Agencias).- ETA sigue gobernando en los ayuntamientos del País Vasco y, lo más grave, es que lo hace con el favor del PNV, uno de los grupos parlamentarios clave para la formación del nuevo gobierno en minoría. Sólo José Antonio Alonso ha impuesto la cordura y ha advertido que el rechazo a la moción de censura en Mondragón contra ANV «debe tener consecuencias serias».
Los nacionalistas vascos ya no se molestan en disimular. Creen que la mayoría simple obtenida por el PSOE les permitirán saltarse todas las reglas democráticas para seguir imponiendo sus intereses. El nuevo gobierno todavía es una incógnita: nadie se pronuncia al respecto de pactos. Pepe Blanco ya avisa de que jugarán la baza nacionalista, la «realidad social» como él prefiere llamarla.
Sin embargo, el golpe bajo del PNV en Mondragón puede dar un vuelco a la situación. En esta localidad guipuzcoana, donde mataron al ex edil socialista, el PP presentó una moción de censura para echar del gobierno a los proetarras de ANV que fue rechazada por el PNV. Otra muestra del doble juego ejercido por los nacionalistas.
El debate de investidura se celebra la semana que viene y el PSOE no las tiene todas consigo; los nacionalistas vascos ya han avisado que su apoyo costará caro y los catalanes ya se la han visto y deseado con ZP en la anterior legislatura como para ofrecer su apoyo incondicional. José Antonio Alonso asegura que la actitud del PNV ha sido «lamentable» y que «debe tener consecuencias serias».
El nuevo portavoz parlamentario del grupo socialista asegura que su partido «meditará seriamente» su posición, «porque esto pone las cosas evidentemente difíciles».
La decisión de ZP al colocar a Alonso en la portavocía del Congreso ha sido toda una declaración de intenciones: el ex ministro siempre se ha caracterizado por su diplomacia y discreción. Queda ver ahora en dónde quedan las buenas intenciones de Alonso.
