El «marianismo» fulmina al «zaplanismo» en el Congreso

(Agencias / PD).- Vienen nuevos -e inciertos- para el PP. Los históricos dejan paso, sin su permiso, a los jóvenes. No estarará ni uno: ni Manuel Pizarro, ni Luisa Fernanda Rudi, ni Ignacio Astarloa, ni Esteban González Pons, ni Cristóbal Montoro, ni siquiera Juan Costa… Junto a Soraya Sáenz de Santamaría estarán José Luis Ayllón, Arturo García Tizón, Alfonso Alonso y, entre otros, la periodista Cayetana Álvarez de Toledo. Pero de nada ha servido poner ahí a una persona de la más absoluta confianza de Losantos y Pedrojota. Siguen echando chispas.

Mariano Rajoy hizo borrón y cuenta nueva en el Grupo Parlamentario Popular y fulminó al equipo de dirección que trabajó con Eduardo Zaplana en la pasada legislatura. Con Soraya Sáenz de Santamaría, el líder del PP trasladó a todos sus colaboradores desde la calle Génova al Congreso de los Diputados para gestionar los escaños populares con gente de su estricta confianza.

La nueva portavoz no tuvo un estreno cómodo porque fue recibida de uñas por buena parte de sus diputados. Los nombramientos del consejo de dirección dinamitaron el margen de confianza que algunos parlamentarios habían concedido a Sáenz de Santamaría y el enfado ofreció el primer síntoma de indisciplina en las votaciones a la Mesa.

La designación de José Luis Ayllón como secretario general del grupo -puesto encargado de mantener la disciplina interna- causó una sorpresa mayúscula por tratarse de un jovencísimo diputado, con escasa experiencia y que en el partido ocupa un cargo de cuarto nivel como secretario de área a las órdenes de Gabriel Elorriaga.

Como portavoz adjunto, Rajoy situó en lugar preeminente a su amigo personal y parlamentario por Toledo Arturo García Tizón, que regresa así a la política activa tras haberla dejado cuando fracasó como secretario general del PP con Antonio Hernández Mancha en los años 80.

Completan el equipo como portavoces adjuntos la jefa de gabinete de Ángel Acebes, Cayetana Álvarez de Toledo, encargada de repartir el trabajo entre los diputados; la andaluza Fátima Báñez; el vasco Alfonso Alonso; el castellano leonés Jesús Merino, y el gallego Celso Delgado.

El reparto territorial también fue objeto de crítica por el peso de Cataluña, Galicia y País Vasco, donde los resultados electorales dejaron mucho que desear en relación con los éxitos en Valencia, Madrid o Murcia, que no tienen presencia en la nueva dirección. «Ha colocado a su camarilla», acusaban los más descontentos.

El jefe de gabinete de Rajoy, Francisco Villar, será el nuevo tesorero del grupo, mientras que para nadie es un secreto que Báñez, Villar y Celia Villalobos forman un grupo de amigos inseparables de Saénz de Santamaría. No es de extrañar que los ochos votos que les faltaron ayer a los candidatos del PP a secretarios de la Mesa se interpreten como un gesto de protesta. Ana Pastor tampoco tuvo el apoyo de dos de los suyos cuando fue propuesta para presidir la Cámara baja.

Los únicos vestigios que Rajoy ha dejado del equipo parlamentario anterior son el secretario general técnico, Teófilo de Luis, que ocupa este cargo desde hace muchas legislaturas, y el secretario tercero de la Mesa del Congreso, Ignacio Gil Lázaro, gran conocedor de los trámites parlamentarios. El vicepresidente tercero, Jorge Fernández Díaz, ya estaba en la dirección del grupo y pertenece al equipo de Rajoy desde muy antiguo.

Sáenz de Santamaría buscó el apoyo de los suyos para «hacer una oposición constructiva y seria». Sin embargo, incurrió en el error de instruir exhaustivamente a los parlamentarios sobre el complejo sistema de votación de la Mesa, lo que incomodó a los más antiguos. Ahora sólo resta conocer la atribución de portavocías y presidencias de comisión. Varios diputados de larga trayectoria aseguraron ayer que no aceptarán responsabilidad alguna en un equipo que consideran con nulo peso político.

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