Los periodistas «alucinaron» con el feo a los medios de una ministra

(PD).- Ardua labor la de ministra, sobre todo si la cartera en suerte es, ni más ni menos, que la de Vivienda. Ardua labor con los bancos temblando, la quiebra de grandes inmobiliarias, el constante goteo de noticias sobre la refinanciación de deudas o negociaciones con los acreedores por parte de compañías constructoras, y sobre todo con los dramas humanos de personajes anónimos. Es el efecto real de la desaceleración de la economía.

Qué menos, entonces, que una titular de Vivienda presta a coger el toro por los cuernos. En cambio, una primera medida que ha tomado Beatriz Corredor como ministra ha sido prohibir preguntas a los periodistas convocados a las ruedas de prensa, incluso en aquellas comparecencias en las que la donna está acompañada. En esos casos, impera la misma regla, al menos, para ella. Ocurrió este pasado miércoles en su aparición pública con el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Pedro Castro, según informa El Semanal Digital.

Corredor se limitó a marcarse una declaración inicial de su encuentro con Castro y ya no admitió preguntas. La ministra dejó al también alcalde de Getafe vendido y lidiando con unos periodistas que no salían de su asombro, según detallan a Garganta Profunda algunos de los presentes. Es más, Castro también contestó alguna que otra interpelación sin éxito a la ministra de Vivienda quien logró sacar de sus casillas a más de uno de los avispados compañeros de la prensa: «Oye, pero ¿has visto? ¡Qué cuajo el suyo!».

«¡Cómo se puede llegar a una decisión tan torpe sin adivinar la notable y lógica polémica que, entre nosotros, va a suscitar dicha decisión!». Fue, más menos, lo que muchos profesionales advirtieron. Es decir, la ministra hizo justo lo contrario de lo que hubiese resultado pertinente para una recién llegada, que no era otra cosa que demostrar que ocupaba el cargo por mucho más que por haber sido señalada al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, por el dedo del titular de Industria, Miguel Sebastián.

Ante tanta falta de cintura, la ministra de Vivienda no sólo no despejó las sospechas, sino todo lo contrario. «Menos mal que era registradora de la propiedad a los 25 años», comentaba más de uno de los periodistas congregados. Por mucho que indagasen sobre los motivos que movieron tal decisión, no encontraron otro móvil que el miedo. Miedo a las preguntas que más recelo provocan cuanto más comprometen y menos argumentos se tienen para responderlas. Beatriz Corredor, con tal de evitarlo, las ha cortado de raíz.

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