Ferraz corta las alas a Alfonso Guerra

(PD).- Dar pasos al frente exige valor. Alfonso Guerra los dio pero no ofreció muestras de estar dispuesto a mantener ningún pulso. En vez de eso, optó por replegarse después de mostrar su oposición al proyecto de José Luis Rodríguez Zapatero de crear un gran think tank del PSOE, dirigido por el ex ministro Jesús Caldera.

Los recelos de Guerra no se debían a que Ferraz impulse una potente fábrica de ideas como la que tiene el Partido Popular con la FAES, a que uno de sus objetivos sea el de difundir el zapaterismo por el mundo, sino a que el inminente paso es absorber a todas las fundaciones existentes en la órbita socialista y financiadas por el PSOE, una de las cuales, la Pablo Iglesias, preside el diputado sevillano, según informa El Semanal Digital.

El tiempo habrá podido terminar por situarle de cara a la galería sobre el pedestal de padre de la patria, un buen sitio para mirar por encima del hombro, en ocasiones con desprecio, las decisiones mundanas de quienes ahora tienen el poder en sus manos. Pero esta vez prefirió ser cobarde a vencido. Porque Alfonso Guerra transmitió en privado y con discreción su malestar a Ferraz por el hecho de que su estimada fundación Pablo Iglesias vaya a quedar diluida dentro de la macrofundación que aprobará el inminente congreso del PSOE con la intención de que se ponga en marcha en enero de 2009.

Ciertamente, su margen de maniobra era mínimo. Guerra podrá presidir la fundación Pablo Iglesias, pero en su patronato se codean socialistas de la vieja y nueva guardia, entre éstos buena parte de la actual ejecutiva federal del PSOE, incluido, el propio José Luis Rodríguez Zapatero. En la sede de Ferraz, según cuentan a Garganta Profunda, le señalaron de inmediato la puerta de salida. Le dejaron claro la necesidad de mirar al futuro más que recrearse en el pasado y recordaron aquello de «quien paga, manda» y el think tank que atesora la memoria histórica del socialismo es financiado por el partido.

Así las cosas, del «Alfonso, dales caña» ni hablamos. Quizá algún romántico seguidor querrá creer que Guerra ha querido ser por encima de todo «un hombre de partido», tal y como él mismo se define, y por eso salió de la sede del PSOE siguiendo la estrategia del cangrejo. Es decir, marcha atrás. Pero no. La realidad es que quien pareció llamado en un momento a construir una alternativa ideológica al personalismo de Felipe González, sigue menguando. Aún le queda –excluida de los planes de Ferraz– la Fundación Sistema como último reducto del otrora poderoso guerrismo.

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