Antxón Urrusolo: «Aguirre ha decidido que sea posible esta exposición sobre Miguel Ángel Blanco; otros no quieren que se hable»

Leyre Peletier (PD).- Once años después de que Miguel Ángel Blanco fuera asesinado por ETA, e innumerables atrocidades después, fundaciones como la del propio concejal y otras como la de Víctimas del Terrorismo, se esfuerzan por recordar aquello que lacra el terrorismo, que es, como apunta Antxón Urrusolo, a la democracia en primer lugar y por ende, a todos nosotros. Una exposición fotográfica sobre el concejal asesinado y martirizado por ETA puede verse en Madrid, en la sede de la Comunidad de Madrid (Puerta del Sol).

Urrusolo es el Comisario de una exposición gráfico-literaria que reúne 120 fotografías que fueron publicadas en su momento en la prensa nacional e internacional. La muestra, denominada ‘En Pie de Foto – Cien miradas desde el dolor. El terrorismo, crimen contra la humanidad’ ha sido organizada por la Fundación Miguel Ángel Blanco con la colaboración de la Fundación Víctimas del Terrorismo.

¿Se está olvidando la sociedad española de la figura de Miguel Ángel Blanco?

La sociedad, como todo en la vida, tiene la tendencia natural de seguir hacia adelante. Y la tendencia suele ser, en general, hacia el olvido. Pero el olvido no es culpa de la sociedad, sino de aquellos que tienen que defender la memoria y no lo hacen. Entonces, no es tanto un problema de olvido, como de memoria colectiva. Ahora que tanto se pregona y nos pregonan leyes como la de memoria histórica u otras memorias más lejanas y la gente recuerda cosas mucho más lejanas, creo que es de obligatoria necesidad hacer una pedagogía de la memoria. Eso es lo que hacemos nosotros; cada año incorporamos a las nuevas generaciones la figura simbólica de Miguel Ángel Blanco, porque en ella están todas las víctimas y gran parte de la lucha por la dignidad y la justicia que protagonizaron los españoles. Nuestra filosofía es: contra el olvido, pedagogía de la memoria.

¿Se ha visto afectada la figura de las víctimas del terrorismo por las pugnas políticas entorno a ETA?

Nosotros no entramos, de ninguna manera, en esas cuestiones. Yo soy comisario de una exposición que inauguró en París la entonces (y todavía) ministra de Fomento, Magdalena Álvarez y a la que asistieron, entre otros, Jorge Semprún y Marimar Blanco. En esa exposición hay firmas como la de Saramago, y una, a lo mejor muy distinta, como la de Vargas Llosa.

¿Cuál es entonces el objetivo de reunir a figuras tan dispares dentro de la exposición?

Nuestro afán es sumar, aunque desde el año 2004 que fue cuando se inauguró la muestra, ha podido haber diferencias a la hora de enfocar las cosas. Porque, por ejemplo, la sociedad no ha comprendido que un señor como de Juana Chaos estuviera un rato en la calle. Es muy difícil hacérselo entender a las víctimas, pero ocurrió. Hubo un momento en que ese señor estuvo en la calle en la anterior legislatura y resultó muy doloroso. A pesar de todo, nuestra intención era hacer pedagogía de las víctimas porque entendemos que por encima de todo, lo que está en peligro es la democracia. Y la democracia somos todos.

¿Ha cambiado algo la exposición en estos cuatro años?

Desde el 2004 hasta aquí, nuestra idea y la exposición en sí no han cambiado. A lo mejor dejó de venir alguien durante algún tiempo en alguna de las ciudades en que ha estado. Pero desde la que inaugurara Magdalena Álvarez hasta la última, que ha corrido a cargo de Esperanza Aguirre, nosotros seguimos donde estábamos, que es reivindicando, a través de esas fotografías, la memoria, la dignidad y la justicia. Y lo hacemos a través de un ejercicio periodístico muy plural, con autores muy divergentes.

¿Por qué se decidió hacer en París antes que en España?

Empezamos en París porque entonces, en Francia y en gran parte de Europa, a los terroristas les llamaban ‘separatistas vascos’ o ‘militantes vascos’. Nosotros fuimos a París a explicar que esto no es militancia, es terrorismo. Había que hacer una pedagogía igualmente en los medios de comunicación europeos. Y por eso hemos estado también en Bruselas, en Estrasburgo y en Londres, porque nuestra obligación es contarle a Europa que esto no es una divergencia ideológica, es terrorismo en estado puro y atenta contra la democracia.

¿Consiguieron entonces el objetivo que buscaban en el extranjero?

Buscamos hacer pedagogía a los medios y lo conseguimos, porque desde entonces, en periódicos tan ilustrados y tan influyentes como Le Monde o Libération, que estuvieron con nosotros y vieron la exposición, el lenguaje ha cambiado, ya no hablan de ‘militantes’. Aquí teníamos una historia salpicada de intolerancia o de nacionalismo terrorista. Pero hay que dejar claro que no es lo mismo el caso de un nacionalista que no utiliza el terror como arma política, que el que lo hace. Hay que hacer una separación y una pedagogía para enseñar las diferencias. Por eso empezamos en París, porque Francia, durante mucho tiempo, estuvo muy ajena a todo este asunto. Y no sólo afecta a Francia por la cercanía, ahora estamos en Europa y después de [el Acuerdo de] Schengen, no hay nada que no afecte a todos.

¿Han notado diferencia entre las reacciones del público español y el europeo?

El público europeo ha sido extraordinario: íbamos a París para un mes y se prolongó otro mes más en el Instituto Cervantes. Creo incluso que, fuera, en algún caso, la gente ha sido más solidaria que aquí, porque aquí a veces la gente tiene tendencia a escapar de lo que no le gusta o le molesta.

¿Cómo fue la acogida en el País Vasco?

En el País Vasco estuvimos en San Sebastián, en Andoain que es el pueblo de Joseba Pagazaurtundua y en Barakaldo. Yo le diría que la acogida fue la normal dentro de una sociedad en la que no hay libertad. Cuando no hay libertad, la gente no acude con libertad a los sitios, y menos a algo como esto. Fue una reacción dentro de lo previsible allí donde no hay libertad.

¿Han recibido algún apoyo de las Instituciones?

Sí, esto no sería posible si no fuera porque, en este caso la Comunidad de Madrid, ha decidido que sea posible esta exposición. Otros no quieren que se hable, o quieren que se hable poco o que se olvide mucho. La exposición ha tenido como ayuda el firme compromiso de Esperanza Aguirre en concreto; hay que reconocerle el empeño que ha demostrado. Además es importante estar en un lugar como la Puerta del Sol, en pleno corazón de Madrid, por donde pasan muchísimas personas cada día. Eso hay que agradecérselo a la presidenta de la Comunidad, que ha tomado esa decisión. Otras instituciones no han mostrado el mismo interés, y aunque hoy la gente tiende a olvidar, es importante que todavía haya una Comunidad, una institución y un representante político que decida apostar por la memoria.

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