(PD).- Josu Erkoreka, portavoz del PNV en el Congreso, salió ayer de La Moncloa y explicó sonriente que el presidente Zapatero le había garantizado que los acuerdos con Mariano Rajoy no citan en ninguna parte un rechazo a un «final dialogado» con los terroristas de ETA.
Teniendo en cuenta la tradición «recogenueces» del PNV, su actitud comprensiva hacia los asesinos vascos y la proclividad de Zapatero y el PSOE a entrar en componendas con los etarras, es lógico que salten las alarmas.
Erkoreka se ha apresurado a aclarar que se refería a un diálogo después de que la organización diga adiós a las armas y sólo y exclusivamente para hablar de cuestiones técnicas como presos o entrega de armas, pero eso no despeja todas las dudas, sobre todo a la vista d ela tibía reracción que ha tenido el Ejecutivo socialista.
Con respecto a la anterior legislatura, en la que la única obsesión del PSOE era montar un «cordón sanitario» alrededor del PP con la complicidad de los «partidos comparsa», hay un nuevo clima, estimulado por la crisis económica y el fracaso de la negociación con ETA.
La situación ha cambiado: hay una nueva política antiterrorista, basada en la lucha policial y judicial contra ETA, y ambos partidos están comprometidos con un acuerdo para la renovación de los órganos constitucionales de la Justicia.
Sin embargo, la experiencia debería servir al PP para mantener un alto nivel de exigencia al Gobierno en el cumplimiento de sus pactos.
El consenso para impulsar la estabilidad institucional y política y asegurar una acción antiterrorista de largo alcance es el que protagonizan PP y PSOE, que superan el 90 por ciento de la representación del Congreso. Cualquier adhesión es positiva y recomendable, pero populares y socialistas no deben prescindir los unos de los otros para los asuntos de Estado.
Tampoco inducirse a confusión y, por esto mismo, es necesario que Zapatero despeje las dudas sobre la posibilidad de un «final dialogado» del terrorismo, porque las declaraciones del portavoz del PNV sobre este asunto no son nada coherentes con la letra y el espíritu del nuevo entendimiento anunciado por Zapatero y Rajoy en la lucha contra ETA.
El método del consenso con trampa ha caducado.
