(PD).- Cualquier ocasión es buena para ajusta cuentas y, si no, que se lo digan a Zaplana quien, aprovechando un artículo en El Mundo a la memoria de Joaquín Garrigues Walker, le ha lanzado un dardo a Rajoy. El ex portavoz parlamentario aprovecha el recuerdo del prestigioso empresario y político para dar «una lección sobre liderazgo».
Sin insinuarse ni señalarle con el dedo, el actual delegado para Europa de Telefónica mete el dedo en la llaga. En ningún momento cita al presidente popular pero, mientras exalta las dotes del fallecido empresario, ajusta cuentas donde más duele: el liderazgo.
Nunca necesitó cambiar de estrategia porque siempre estuvo con la libertad, sin ambages ni dobleces. Cuando se habla de principios conviene decir cuáles son en concreto. Él, como buen liberal, tenía pocos pero muy firmes, el más importante de los cuales era la libertad. Al contrario que otros, no necesitó maquillar una biografía política, porque su vida política hablaba por sí misma.
Por eso siempre fue capaz de imponerse sobre las circunstancias adversas. En eso consiste el liderazgo, en no ser esclavo de los acontecimientos sino en afrontar la realidad del momento sin complejos, con ideas y con equipo.
No le sentó nada bien al antiguo portavoz parlamentario que le señalaran con el dedo como el principal culpable de la derrota electoral del PP en las pasadas elecciónes. Zaplana, a diferencia de Acebes, se marchó por la puerta de atrás convertido en una caricatura del aquel político tanto poder ostentase en el partido.
Por eso se resarce a gusto y no olvida cómo Mariano Rajoy se deshizo de Acebes, San Gil y de él mismo.
El compromiso político de Joaquín Garrigues no estaba basado sólo en una ambición legítima, sino en un compromiso ético y ciudadano con sus compañeros políticos. Por eso dio la cara en todo momento por las personas que le acompañaban en sus proyectos políticos. En un ámbito, como es la política… fue un hombre leal con su gente.
