De la Vega reparte durante su gira 131 millones de los fondos estatales

De la Vega reparte durante su gira 131 millones de los fondos estatales

(PD).- Abonada a la filantropía, De la Vega sigue de gira por Latinoamérica repartiendo fondos a diestro y siniestro. Que las políticas de cooperación y los proyectos sociales son necesarios es un hecho inapelable; pero dada la situación económica en la que nos encontramos, la vicepresidenta -y en su extensión, el Gobierno- debería controlar su dadivosidad, especialmente en algunos proyectos.

«No será en cooperación donde se restringirá el gasto», aseguraba orgullosa la vicepresidenta poco antes de anunciar el aumento de fondos destinados a cooperación. Desde que comenzase su gira, De la Vega ha anunciado donaciones por valor de 131 millones de euros.

Fondos para la lucha contra el SIDA o para garantizar la igualdad de las mujeres resultan conmovedoras al tiempo que, como en el caso de El Salvador, han provocado los reproches de algunos sectores por los sermones progres que la vicepresidenta acostumbra a ofrecer.

Parece que la nacionalización de una filial del Santander por parte de Hugo Chávez ha encendido las alarmas del Gobierno que han pretendido asegurar sus ‘lazos’ con Centroamérica en una gira a lo grande. Algo que no ha pasado desapercibido en el PP, que ya ha anunciado que reclamará a la vicepresidenta para que haga cuentas, explique los gastos generados, quién ha formado parte de la delegación y sus «objetivos y resultados».

España necesita mantener las buenas relaciones con Latinoamérica, sin ninguna duda, y las políticas sociales y de cooperación son una muestra; pero el gasto de fondos públicos para, por ejemplo, la depuración de aguas en una costa de San Salvador resulta del todo dudoso, especialmente bajo el eslogan de austeridad que el Gobierno asegura mantener.

Cabe preguntarse hasta qué punto le interesan al Gobierno las políticas de cooperación útiles y fiables o, si por el contrario, prefiere el despliegue mediático de De la Vega ahora que se insinúa la posibilidad de que los inmigrantes puedan votar en las elecciones municipales de 2011. No, darle trasfondo electoralista a una instantánea tan bonita sería mezquino. O no.

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