(PD).- Se le llena la boca cuando anuncia partidas presupuestarias destinadas al desarrollo; sin embargo, ni mide las consecuencias ni el alcance. Los créditos del Fondo de Ayuda al desarrollo aprobados por Zapatero van destinados, principalmente, a China y Turquía, dos potencias emergentes y que compiten con las empresas españolas dentro y fuera de nuestro territorio.
Según cuenta José María Triper en El Economista, el Fondo de Ayuda al Desarrollo, creado en 1976 para apoyar la internacionalización de las empresas española, fue reconvertido mediante la Ley de Cooperación de 1998 en un instrumento para financiar proyectos de desarrollo social básico realizados por empresas españolas con productor y servicios españoles.
Esta limitación, aprobada por Aznar con el apoyo del PSOE, no contó con la aprobación de las empresas exportadores españolas y se ha convertido en un útil electoralista que premia las simpatías de la política exterior del gobierno de turno.
Y así sigue sucediendo. Dos terceras partes de los casi 120 millones de euros en créditos autorizadas por el Consejo de Ministros se las están repartiendo entre China y Turquía.
El crédito a Turquía, de casi 42 millones de euros irá destinado a la construcción de infraestructuras y suministro de equipos para transportes en la ciudad de Antalya. La financiación de este proyecto fue priorizada por el Gobierno de Ankara en el marco del Programa Financiero Hispano-Turco, firmado en julio de 2006.
En el caso de China, el Consejo de Ministros autorizó la división de la partida en dos créditos de 20 millones cada una. La primera irá destinar proyectos para fortalecer el tejido económico y empresarial chino mientras que la segunda, que comprometió Miguel Sebastián en su última visita a Pekín, irá destinada a la reconstrucción de la provincia de Sichuán, devastada por un terremoto el pasado 12 de mayo.
El resto del Fondo se lo reparten los populistas de Nicaragua, la dictadura vietnamita, Egipto, Ghana y Honduras.
