Zapatero y sus argumentos peregrinos para no asistir al funeral de Estado

(PD).- Zapatero vuelve a decir que no a unas víctimas, en esta ocasión a los familiares de los 154 fallecidos en el vuelo JK-5022 de Spanair. La misa solemne por el eterno descanso de quienes iban a bordo del avión siniestrado no va a contar con la presencia del presidente del Gobierno. En esta ocasión, la excusa ha sido su asistencia en Bruselas a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno europeos convocada por el presidente de turno de la Unión Europea, el francés Nicolas Sarkozy, para abordar la crisis en el Cáucaso.

La situación es más llamativa aún si se tiene en cuenta que fuentes La Moncloa aducen ante El Semanal Digital que los oficios del próximo 1 de septiembre «no son un funeral de Estado», sino que responden a una iniciativa personal del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, aunque se diera por hecho la presencia en la catedral de la Almudena del presidente del Gobierno e incluso de miembros de la Familia Real. De entrada, a decir de las mismas fuentes, la liebre que se soltó estaba ciega, según escribe Miguel Ángel Orellana en El Semanal Digital.

Los funerales de Estado «son por propia definición un derecho de servidores del Estado», explican esas fuentes del entorno del jefe del Ejecutivo para justificar su decisión. Estos interlocutores gubernamentales inciden de hecho en que ni siquiera las ceremonias por las víctimas del terrorismo son funerales de Estado. En ese sentido, los funerales por las víctimas de los atentados del 11-M, trece días después de la masacre, concelebrado por tres cardenales y decenas de obispos y con la presencia de jefes de Estado, primeros ministros y representantes de las Casas Reales europeas, «fueron una excepción».

En este contexto, y con molesta reiteración, las fuentes remachan la existencia de una incompatibilidad en la agenda del presidente del Gobierno. Por tanto, Zapatero dará la espantada y, probablemente, dejará la representación del Ejecutivo en manos de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Habrá que ver a dónde conduce esta decisión del jefe del Ejecutivo, tan alejada de su diligencia al suspender sus vacaciones para viajar a Madrid y dar muestras de cercanía a las víctimas ante la consternación nacional que la catástrofe aérea generó.

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