Un raro caso de censura/error arruina el arranque del Congreso del PSM

(PD).- Justo cuando el líder de los socialistas madrileños inició su discurso, los televisores de la sala de prensa ennegrecieron. ¿Cosa de «meigas»? Explicaciones hubo para todos los gustos.

Escribe Ana I. Martín en El Semanal Digital que no podía tener peor arranque el Congreso Regional del Partido Socialista de Madrid, primera reválida de Tomás Gómez tras ganar en julio del año pasado -con la indispensable bendición de Ferraz- el congreso extraordinario que puso fin a la era Rafael Simancas. Con un caso de censura o fallo técnico, aún está por aclarar.

Todo transcurría según lo previsto. Con la significativa salvedad -ni el PP ni el PSOE nacional hacen algo parecido nunca- de que los periodistas no estaban autorizados a entrar en el Plenario. Esto es, en la sala donde se habían congregado los 869 delegados asistentes para escuchar las intervenciones de Leire Pajín y el propio Gómez. Toda la prensa estaba confinada en una sala específica con monitores y tomas de audio para desempeñar su trabajo.

El cónclave de los socialistas comenzó con el abrazo triunfal sobre el escenario del líder del PSM y la secretaria de Organización del PSOE. Después de las intervenciones de los líderes regionales de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras -invitados a la cita- tomó la palabra Pajín para denunciar que los madrileños tienen un Gobierno y un alcalde «que no se merecen» y para transmitir la confianza de Ferraz en el PSM.

Y llegó la sorpresa mayúscula

La Mesa constituida para el gobierno interno del Congreso Regional, encabezada por el alcalde de Getafe y presidente de la FEMP, Pedro Castro, ordenó hacer un receso de cinco minutos. A la vuelta, Gómez subió al escenario y comenzó la presentación de su informe de gestión. Cuál fue la sorpresa de los periodistas al ver que, cuando el líder del PSM apenas llevaba un par de minutos hablando, en la sala de prensa los televisores se quedaron en negro, sin imagen ni sonido.

Los primeros momentos fueron de confusión. Ni siquiera los responsables de Prensa del PSM sabían lo que había pasado. Pensaban que la señal del satélite se había caído y correteaban nerviosos de un lado para otro, intentando ofrecer a los periodistas una explicación que ni ellos mismos tenían.

Se dio por hecho que se había tratado de un fallo técnico. Después de varios minutos, el gabinete de Prensa aclaró que no se trataba de ningún fallo, sino de una decisión tomada a conciencia. Durante el receso, los miembros de la Mesa se habían reunido y habían acordado que el discurso de Tomás Gómez fuera a puerta cerrada. Sin luz ni taquígrafos. Reservado exclusivamente a los oídos de los compromisarios. Eso fue lo que se le explicó a la prensa.

Los periodistas montaron en cólera y pidieron entrar en el Plenario para poder dar cuenta de la intervención de Gómez. Seguía estando prohibido. Su personal intentaba calmar los ánimos del personal prometiendo que el líder del PSM daría una rueda de prensa a la salida. Lo hizo. Habló de lo ilusionante de los tres próximos años y -para mal- de Esperanza Aguirre.

Los miembros de su gabinete de Prensa volvieron a reunir a los periodistas, de desdijeron de su explicación previa y aclararon que el incidente había sido fruto de un «fallo humano». A la vuelta del receso de cinco minutos, alguien cortó la señal de vídeo, cuando en realidad no debería haberse cortado hasta llegada la hora del debate de enmiendas, parte del programa que siempre -ésta sí- se hace a puerta cerrada.

Finalmente, el discurso de Gómez se les entregó a los pocos periodistas que para entonces quedaban. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

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