Vidal-Quadras: «A mí ETA me inspira horror; asco, el PNV y su obseso jefe»

Vidal-Quadras: "A mí ETA me inspira horror; asco, el PNV y su obseso jefe"

(PD).- Aleix Vidal-Quadras siempre se ha destacado por la fimeza en sus convicciones. El europarlamentario del PP analiza la condena de la violencia de Ibarretxe, «ritualmente». «El lehendakari ha dicho que las atrocidades cometidas por ETA le dan asco. A mí ETA me inspira horror, pero asco, lo que se dice asco, más bien lo siento por el PNV y su obseso jefe«. Alfonso Ussía sueña con «una colleja» perdida.

Vidal-Quadras escribe una excelente columna en La Razón bajo del título de «Asco»:

«Ibarretxe nunca me ha parecido un tipo demasiado capaz de elaborar análisis algo complejos, por lo que es posible que no sea un cínico malvado y que su actitud obedezca simplemente a que no llega más allá. Por ello voy a explicarle los motivos por los cuales su insistencia en defender planes separatistas inconstitucionales alimenta a la bestia».

Sigue el del Partido Popular:

«La creación de un Estado vasco independiente desgajado de España y Francia es obviamente irrealizable. No existe en la sociedad vasca a ambos lados de los Pirineos una mayoría suficiente que avale esta operación ni la habrá nunca, además de representar la ruina económica para sus ciudadanos, de poner en serio peligro el respeto a sus derechos fundamentales y de conducir con alta probabilidad a un conflicto sangriento entre vascos».

«Por tanto, Ibarretxe pretende un imposible y los imposibles por definición sólo se consiguen matando y destruyendo, es decir, mediante la coacción y jamás a través de argumentos racionales. Al sostener la bondad y la viabilidad de un fin inicuo e inalcanzable, justifica indirectamente a ETA, que, en su coherencia carnicera, aplica el camino adecuado para obligar a la gente a hacer lo contrario de lo que le conviene, a saber, la tortura, la bomba y la pistola».

Y concluye:

«El lehendakari ha dicho que las atrocidades cometidas por ETA le dan asco. A mí ETA me inspira horror, pero asco, lo que se dice asco, más bien lo siento por el PNV y su obseso jefe».

En el mismo diario, y sobre el mismo tema, el genial Alfonso Ussía deja escrito, con el tilar «Lástima de colleja»:

«No tuvo más remedio Ibarreche que asistir al homenaje del Parlamento vasco al brigada asesinado por la ETA, Luis Conde. Primera grosería: acudió acompañado de Azcárraga y Madrazo, que ya son ganas. Segunda grosería: a un acto en memoria de una víctima del terrorismo, aún sobre la tierra en su capilla ardiente, no se lleva un corbata colorada. Tercera grosería: al llegar, nervioso y acomplejado, saludó a las autoridades y se detuvo cuando les llegó el turno a los militares. Finalizado el acto, sí se dignó estrechar la mano de los oficiales del Ejército allí presentes, sin dedicarles ni una sola palabra. Azcárraga y Madrazo no hicieron ni eso».

Y dice Ussía:

«La imaginación vuela, y pensé en la indignación del militar ofendido, del militar herido, del militar obligado a respetar a quien no los respeta, y creí estar viendo una película con una escena gratificante. El breve y seco encuentro con Ibarreche, el saludo marcial del militar, y cuando el «Lehendakari» menos se lo esperaba, la colleja. O una colleja en la nuca o un cachete en el rostro, que es lo que merecía el altanero secesionista, a quien el asesinato del brigada Conde, como a otros muchos, le había importado un rábano, o un pimiento del huerto de la tía Nekane, o un tomate del caserío del abuelo Aitor. Por desgracia, el militar cumplió a rajatabla con las normas de cortesía, y no hubo ni colleja ni cachete, que, por otra parte, Ibarreche hubiera encajado con nerviosismo y saliendo por patas y a toda pastilla del recinto parlamentario, con Azcárraga y Madrazo siguiéndole a la carrera al grito de «¡No corras, Juancho, que es peor!»»

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