¿Existe un movimiento en el PP para tratar de hacerle la cama a Rajoy otra vez?

¿Existe un movimiento en el PP para tratar de hacerle la cama a Rajoy otra vez?

(PD).- Rajoy está viviendo una situación complicada. El líder del PP había conseguido encauzar las aguas del partido tras el Congreso de Valencia, pero su estrategia política está dejando críticas en sus propias filas, los conocidos como «la oposición de la oposición». Dentro de sus filas existe una sensación de que no se ha sacado partido a la «nefasta situación económica». Además, «en los pasillos del Congreso se cuenta que tres barones de los que en su día le apoyaron maniobran para provocar su caída».

Según cuenta en su crónica Federico Quevedo, de El Confidencial, «lo cierto es que el propio runrún refleja cómo el estado de ánimo de los ‘populares’ vuelve a estar en una de sus “horas más bajas”, como reconocía a este diario un diputado próximo al líder de la oposición.

“La derecha es ciclotímica”, dicen. Y Rajoy puede que también».

Las encuentas dan a la baja para el PSOE. Pero esto no es suficiente. Quevedo tiene fuentes privilegiadas en Génova, no suele fallar una cuando del PP se refiere y en esta ocasion cuenta que la estrategia de oposición del PP se centraba, hasta ese momento, en evidenciar la inacción del Gobierno ante la crisis económica mientras los datos del paro parecían poner a Zapatero entre la espada y la pared. “La verdad es que el Gobierno nos lo estaba poniendo muy fácil”, reconocen fuentes del entorno de Rajoy. Por eso a nadie le extrañó la reacción: “En cuanto vio que podía agarrarse a la tabla de la crisis financiera, cambiaron las cosas y, ¿que podíamos hacer nosotros?”, añaden.

Según estas fuentes, ante una crisis económica la posición de la oposición es complicada: “Podíamos criticar al Gobierno cuando no hacía nada, pero ¿cómo criticarle cuando, por fin, hace algo?”. Incluso lo críticos coinciden en que es difícil mantener un discurso diferenciado cuando la opinión pública reclama acciones comunes. La cuestión está en la actitud: “Rajoy se ha mostrado demasiado complaciente, no ha querido poner a Zapatero en apuros y ha permitido que se nos insulte”, dicen.

Sobre la reunión:

“Tenía que haberle dicho que no en aquel momento, salvo que Zapatero aceptara unas condiciones mínimas para el encuentro, como devolver los Presupuestos para negociarlos con nosotros”. Esta opinión, obviamente, no es compartida en Génova donde se afirma que “si el Presidente llama, hay que ir, aunque no sirva para nada”. Rajoy reaccionó proponiendo una reunión previa de los equipos económicos, y ahí vino la primera en la frente, porque Zapatero utilizó esa excusa para dilatar el encuentro.

“Nos ha tomado el pelo, y se lo hemos consentido”.

La ruptura con UPN parce ya inevitable y Zapatero, según dicen los críticos, “ha conseguido un nuevo objetivo minando la credibilidad de Rajoy”. Fuentes de la Dirección del PP, sin embargo, creen que se ha actuado con “contundencia”, y que esta crisis, aunque pasará factura a las dos formaciones, “le va a hacer mucho más daño a UPN que a nosotros”. Dese luego, lo que niegan es que Zapatero haya conseguido “minar la credibilidad de Rajoy, pero el PSOE ha aparecido en esta crisis como el socio chantajista”.

Por si los pasos atrás en la estrategia de oposición -obligados por las decisiones del conjunto de la UE- y el conflicto con UPN no fueran suficientes, el pasado sábado el líder del PP cayó en un renuncio de principiante al afirmar, con los micrófonos abiertos, que el desfile de la Fiesta Nacional era un “coñazo”. De nuevo división de opiniones: “Tenía que haber pedido perdón y asumir su equivocación”, dicen los críticos. “Eso sería como aceptar que, de verdad, piensa que el desfile es un coñazo”, dicen en su entorno.

Lo que sí echan en falta algunos de los suyos es una explicación más lógica: “Rajoy no piensa que el desfile sea un coñazo, sino que para él lo que es un coñazo es pasar una mañana de domingo apartado de su familia, y esto lo podía haber dicho así porque es comprensible”. Pero lo cierto es que el líder del PP parece encontrarse en una fase baja de estado de ánimo. El lunes, tras el incidente y haber asistido al desfile con cara de circunstancias, compareció ante la prensa visiblemente enojado.

¿Tiene todo esto consecuencias? Los críticos creen que sí, y que habría que ir buscando un recambio. El entorno de Rajoy opina que los mismos que hace unos meses fueron a por él “van a buscar cualquier excusa para volver a intentarlo”, pero añaden que “esta situación es muy cambiante y si es verdad que ahora parece que el Gobierno ha retomado la iniciativa y que nosotros vamos a remolque, en unos días la situación se volverá otra vez en contra del Gobierno y, entonces, ¿qué dirán de Rajoy?”.

De entrada, lo que dicen es que “no tiene hambre de poder” y que eso se nota cuando las cosas no van del todo bien o algo se tuerce, como en el tema de UPN. Algunos diputados aseguran que “le falta ilusión, no parece convencido de poder ganar”, un extremo que niegan en su entorno: “Sabe que va a ganar, aunque como cualquier persona tiene días mejores y días peores”. De entrada, en Génova no perciben que Rajoy esté “bajo de ánimo”, y definen su actitud de “expectante”.

De hecho, si de algo se está seguro en su entorno es que Rajoy va a continuar hasta las elecciones generales, pase lo que pase en las próximas convocatorias electorales -vascas, gallegas y europeas- en el primer semestre de 2009. Una fuente de la Dirección ‘popular’ aseguró a este diario que el PP “va a ganar las europeas y cada vez es más probable que gobernemos en Galicia e, incluso, que demos una sorpresa en el País Vasco”.

Ese es el escenario con el que cuenta Rajoy. Y sabe, también, cuál es el de sus críticos e, incluso, el de alguno no tan crítico: “Hay quienes esperan un tropiezo en las europeas para intentar una nueva maniobra que desplace a Rajoy, y entre quienes cuentan con ese escenario está el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que se lo cuenta a todo el que quiere escucharle, pero Rajoy ya lo sabe, y eso no va a ocurrir porque el PP va a ganar en junio y en las generales”. Ni Rajoy parece tan convencido.

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