Zapatero vuelve de China sin haber sido invitado a la Cumbre de los 20

(PD).- Menos mal que en el exterior están tan preocupados por sus problemas que no prestan atención a las 80.000 leguas de viaje en avión que se está tirando Zapatero para estar en la próxima reunión de Washington, porque seríamos el hazmerreír del planeta.

Como subraya José María Carrascal en ABC, tampoco va a estar Suecia, con mucho más prestigio, Suiza, con mucho más dinero, ni Finlandia, con mucha más tecnología —es posible que el móvil que usted usa haya sido fabricado allí—, y sus líderes no se lo han tomado a la tremenda.

Al nuestro, sin embargo, que hasta ahora había pasado olímpicamente de la política exterior, le ha entrado de repente tal fiebre de ella que el pobre no debe saber si está en Asia, América o Europa, si tiene que desayunar o cenar, si escucha chino, inglés o francés, aunque esto último no es problema para él, que no sabe ninguno.

Patético. Y peligroso, porque es capaz de querer comprar a China e India para que le avalen en la conferencia, como compró a los nacionalistas vascos y gallegos para que le ayudaran a sacar los Presupuestos. Cuando la realidad es que España no tiene que estar en Washington el 15 de noviembre, contra lo que él asegura.

Allí van a estar los 8 países más ricos y los 20 llamados «emergentes», y como nosotros no pertenecemos ni a éstos ni a aquéllos, como tantos otros, no tenemos por qué estar allí, sin que a nadie se le caigan los anillos por ello. Tan simple como eso.

Quien cree que tiene que estar allí es Zapatero. El presidente del Gobierno se ha dado cuenta de que su no asistencia a esa reunión deja al descubierto la larga cadena de mentiras que nos ha venido contando, desde aquella tan lejana a la realidad y tan cercana en el tiempo de que la crisis no existía, a la de que había tomado las medidas necesarias para atajarla.

Con el paro subiendo como la espuma y la Bolsa bajando en picado, necesita otro disfraz, otra excusa, otra cabriola, para mantenernos en la burbuja a la que nos ha llevado su política virtual, en la que las negociaciones con ETA iban a traer la paz a Euskadi, los nuevos estatutos iban a estructurar definitivamente España y la solidez de nuestra economía nos hacía inmunes a la crisis.

Algo que pretende se olvide sentándose con los ocho más ricos y los veinte camino de serlo. ¿O le sentarán en una mesita aparte, como se hace con los invitados que llegan a última hora?

Aunque a lo mejor ni se sienta, ya que tan desesperado está que es capaz de «crash the party», de meterse sin invitación, como esos gorrones que se cuelan en las recepciones sin estar invitados y se ponen tibios de canapés, aunque el único canapé que interesa a Zapatero es no dejar en evidencia su soledad personal y su larga serie de mentiras.

Patético, repito. Pero más patético todavía es que los españoles nos estemos tomando tan a pecho esa cita, de la que nadie espera más que una serie de directrices generales, que tendrán que concretarse luego en medidas específicas.

Pero a nuestro presidente lo único que le interesa es él, aun a costa de que los españoles hagamos el ridículo.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído