(PD).- Es hora de las condenas. Después del sustazo, se repite el ritual. Rosa Díez, en cambio, va más allá: «El hecho de que éste sea un atentado más de la banda terrorista no debe llevarnos a hacer una condena al uso«. Recuerda la diputada de UPyD: «Sólo un irresponsable de libro es capaz de dejar– a sabiendas– a miembros de una organización terrorista al alcance de la caja y de la información. Y los irresponsables de tamaña categoría siempre duermen a pierna suelta; entén en Doñana o en La Castellana«.
Rosa Díez hace una lectura política del atentado de ETA en la Universidad de Navarra, que a pique estuve de ser una verdadera masacre de jóvenes estudiantes.
Tampoco hemos de minusvalorar que no haya habido muertos. A los terroristas hay que juzgarles, también, por su intencionalidad criminal. Poner un coche bomba en una Universidad es una atrocidad de gravísimas consecuencis. Buscan matar (no habían avisado de la existencia del coche explosivo) y pretenden, además, intimidar al conjunto de la población. Buscan, como en todas sus acciones, doblegar la democracia a través del sometimiento y el desestimiento de los demócratas. El desestimiento comienza a ganar terreno cuando nos cansamos de decir lo mismo ante un atentado, cuando ya todo nos suena a repetido. El desestimiento empieza a cuajar cuando, para no desviar la atención, nos limitamos a condenar a ETA sin exigir responsabilidades políticas a quienes no hacen todo lo que debieran de hacer para terminar con esta banda de totalitarios enemigos de la democracia.
Sigue Rosa Díez en su blog personal:
No caeré en esa trampa. ETA ha raparecido en Navarra cumpliendo su macabro ritual. La reacción de condena es necesaria; tan necesaria como inocua paralos terroristas. Podemos hacer más de lo que hacemos para derrotarlos y para dificultarles al máximo que cometan nuevos atentados. Todos hemos de estar siempre alerta contra los malos, contra nuestros enemigos, contra los culpables de que en el País Vasco y Navarra sigan existiendo miles de ciudadanos que aún no han vivido nunca en libertad. Pero hay quien tiene otras obligaciones que cumplir. El Gobierno no debe renunciar a aplicar todos los instrumentos del Estado de Derecho para combatir a la banda. De poco sirve –aunque son las únicas alegrías que recibimos– que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía y Guadia Civil, desarticulen comandos teroristas y pongan a sus miembros a disposición dela Justicia. De poco sirve que arriesguen sus vidas para apartar terroristas de las nuestras. Sirve de poco su esfuerzo y su dedicación si paralelamente el Gobierno sigue manteniendo en las instituciones vascas y navarras a miembros de organizaciones terroristas que utilizan su cargo –remuneración y acceso a todo tipo de información personal de los ciudadanos –para organizar atentados .
Y concluye:
Así pues, una vez más, además de condenar el atentado, además de condenar a los culpables de nuestra falta de libertad, hemos de llamar la atención sobre la enorme responsabilidad que está asumiendo el Gobierno al no disolver las instituciones gobernadas por ANV, organización declarada ilegal por los tribunales por haberse probado fehacientemente que forma parte de la estructura de ETA. Ya ocurrió en el pasado que la Audiencia Nacional condenó a ex-concejales de Batasuna, que durante su mandato en ayuntamientos vascos– antes de aprobarse la Ley de partidos y de que los jueces sentencian sobre su ilegalidad– habían colaborado en la comisión de atentados contra concejales del PP y/o del PSOE. En aquel tiempo el Gobierno no tenía instrumentos para echarlos de las instituciones, para evitar que desde ellas nos tuvieran más a tiro. Hoy el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero sólo tiene que aplicar un artículo ordinario de una ley ordinaria (la de Régimen Local) para proteger nuestra integridad y nuestra vida. Pero ha decidido no hacerlo. El Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero ha decidido que es menos grave que un concejal forme parte de una organización terrorista que ser presunto desfalcador (como en el caso de Marbella). El Gobierno ha decidido que es más importante proteger nuetra hacienda ue nuestra vida. ¿Qué harán los que hoy se niegan a cumplir con su obligación si mañana, ante un tribunal, alguno de esos a los que el gobierno protege para que siga en las instituciones teniendo a su alcance nuestras direcciones, las de nuestros hijos, las de nuestro trabajo, es condenado por haber facilitado –o haber cometido– un atentado? ¿Dirán– como dicen en privado ahora– que era «complicado» disolver los ayuntamientos porque nadie querría entrar en la gestora? ¿O se les caerá la cara de vergüenza y no podrán volver a dormir tranquilos en su vida? Mejor si no tenemos que comprobarlo; pero mucho me temo que seguirían durmiendo a pierna suelta. Sólo un irresponsable de libro es capaz de dejar– a sabiendas– a miembros de una organización terrorista al alcance de la caja y de la información. Y los irresponsables de tamaña categoría siempre duermen a pierna suelta; entén en Doñana o en La Castellana.