Joaquín Leguina exige al PSOE «gotas de coherencia y de decencia intelectual»

(PD).- El ex presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, ha vuelto a criticar a su partido y ha pedido «un baño de realismo y unas gotas de coherencia y de decencia itelectuales». El socialista reprendió al Gobierno por su «anticlericalismo» y sus medidas para paliar la crisis.

El socialista aseguró que el «nuevo socialismo» tiene propensión «a confundir el laicismo con el anticlericalismo, cosa, esta última, mucho más primaria». «Si las placas conmemorativas han de servir para honrar a las personas que alcanzaron en vida la excelencia dentro de su oficio, ¿sor Maravillas merece esa placa?», se preguntó retóricamente Leguina.

A renglón seguido, sugirió la posibilidad de que ese «nuevo socialismo» consista en reescribir la historia e inquiere, a este respecto, si se van quitar los nombres de los santos de las calles y de las plazas de toda España. Por eso, admitió que urge «un capitalismo no egoísta», pero, bajo su prisma, es todavía mucho más urgente «un baño de realismo y unas gotas de coherencia y de decencia intelectuales».

En un artículo de su blog, titulado «Maravillas», reflexiona sobre los hechos que la semana pasada llevaron a la Mesa del Congreso a retractarse de su decisión de colocar una placa de homenaje a sor Maravillas. Pero tampoco se olvidó de la actualidad económica y de la posible venta de Repsol a la petrolera rusa Lukoil, tema este último que aprovecha para criticar al Comité Federal del PSOE, que no abordó el asunto en su reunión del pasado sábado.

En este sentido, Leguina bromeó al interpretar que los socialistas se ocupan de «tan elevadas tareas» como la placa de sor Maravillas y, sin embargo, el «enredado asunto de la conexión rusa» no les interesa. En este contexto, opinó que los cerca de 250 miembros del Comité Federal se dedicaron a «oír al líder desgranar su enésimo ‘paquete de medidas'» cuya financiación «no se contempla en los Presupuestos Generales que se están tramitando en las Cortes».

Ironizó también al exclamar «¡qué maravilla!» después de conocer que el sábado se aprobó una resolución política según la cual «el Gobierno de España, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, ha liderado una auténtica ofensiva para impulsar la reactivación económica mundial». Mientras «algunos notables socialistas» se dedicaban a diseñar un «insólito y novedoso» modo de producción «sin egoísmo», no se ocuparon en cambio de Repsol, aunque tuvieron tiempo «para darle un coscorrón» al presidente del Congreso, José Bono, «por una gravísima desviación ideológica», en alusión a la placa de la monja.

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