De Diego: «Los nacionalistas trafican con los sentimientos»

De Diego: "Los nacionalistas trafican con los sentimientos"

(PD)- El periodista Enrique de Diego sostiene en su último libro “Para enterrar el nacionalismo” (Editorial Rambla) que los nacionalistas atentan contra la fortaleza del Estado. En este extracto de su libro que reproducimos a continuación se destaca como la bandera de nuestro país ha sido y está siendo ninguneada a pesar de existir una ley que la defiende.

Tampoco es cierto que los nacionalistas hayan servido, como en el caso de Convergencia i Unió, para dar estabilidad a España. No hay nacionalismo bueno, y el de CiU es malo, simplemente.

Lesiona los derechos personales con imposiciones en su ámbito territorial. Cuando ha gobernado, ha impulsado políticas educativas que convierten los centros de enseñanza en campos de reeducación nazis o estalinistas.

Y en el ámbito nacional, han procurado deteriorar y hacer inviable la nación española. Recuérdese que Convergencia fue clave en el Estatuto de Cataluña.

Que los políticos profesionales, como los del PP, hayan precisado en el pasado su apoyo para gobernar o que lo busquen o anhelen para el inmediato futuro, no debe llevar a engaño a los ciudadanos.

El nacionalismo menos malo no pasa a ser bueno, sino que sigue siendo malo. Una mayoría de españoles tiene cada vez más claras este tipo de cuestiones y considera necesario plantar cara al nacionalismo, vivir la obra de misericordia de enterrar su hediondo cadáver ideológico.

Cada vez más españoles lamentan que la historia de la transición inacabada esté marcada por la cesión y que el imperio de la Ley haya sido, en lo tocante a los nacionalistas, un pálido reflejo de lo que debe ser.

Por ejemplo, en el artículo 1 de la Ley de Banderas se establece que

«La bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado».

El artículo 4 indica que

«En las Comunidades Autónomas, cuyos Estatutos reconozcan una bandera propia, ésta se utilizará junto con la española en todos los edificios políticos civiles del ámbito territorial de aquélla».

Y el artículo 6 concreta que

«Cuando se utilice la bandera de España ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor».

Más claro, agua. Pues en Vascongadas se llevan treinta años sin cumplir tal obligación, recordada por sentencia del Tribunal Supremo. Y lo que es más grave sin que el Gobierno de España obligue a que se cumpla la normativa.

Los nacionalistas dicen que sobre los sentimientos no se legisla. Pero la Ley de Banderas no hace referencia a sentimientos, sino a un criterio racional bien claro: la legitimidad de todas las instituciones se extrae de la nación preexistente y su símbolo -la bandera- ha de ocupar, con el mayor respeto, lugar destacado, visible y de honor.

Los nacionalistas hablan mucho de sentimientos pero para herir de continuo los de los demás, que también los tenemos.

La falta de respeto a la bandera nacional es un hecho muy grave, ante el que no se puede mirar hacia otra parte, porque representa la quiebra del Estado en cuanto es incapaz de defender el ordenamiento legal y los símbolos de su existencia. Es como, si de partida, estuviera dispuesto a claudicar y desaparecer.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído