El Parlamento sigue de vacaciones

El Parlamento sigue de vacaciones

(PD).- Ni los escolares disfrutan de unas vacaciones de invierno como sus señorías del Parlamento. Diputados y senadores llevan desde mediados de diciembre de descanso y no se les espera hasta el 10 de febrero. Mientras, los españoles han tenido que suprimir las fiestas navideñas por la crisis si no han engrosado una cola de más de tres millones de parados.

Y es una situación que no entiende de credos. Han sido muchos los políticos, de todos los partidos, los que se han comprometido a «urgentes reformas» que no acaban de llegar en el periodo de sesiones que establece dos turnos: de septiembre a diciembre, y de febrero a junio.

Según cuenta J. L. Lobo en El Confidencial, los meses de enero, julio y agosto son inhábiles, y la actividad parlamentaria se paraliza por completo durante esos 93 días. Sin embargo, no son ésas las únicas vacaciones de los profesionales del hemiciclo.

De los 181 días que tiene el primer semestre de 2009, los diputados sólo trabajarán 43. Los otros 138 podrán emplearlos en actividades privadas -apenas el 12% de los miembros de la Cámara tiene dedicación exclusiva-, en tareas de partido -quienes compaginen el escaño con un cargo orgánico- o en lo que les venga en gana. La razón de tan generoso calendario es que la semana laboral en el Congreso se reduce a tres días -martes, miércoles y jueves- durante tres semanas al mes. En la cuarta, aunque pueden convocarse comisiones y ponencias, nunca se celebran plenos ni sesiones de control al Gobierno.

Por si tanta holgura de horarios no fuera suficiente, el absentismo laboral se ha extendido en el hemiciclo como una plaga, mucho más voraz aún que la que, al otro lado de las paredes del Congreso, azota la calle. Y eso que la falta de asistencia al puesto de trabajo de los españoles de a pie se ha duplicado durante los últimos cinco años, hasta alcanzar un inquietante 6%.

Pero aún hay más. Una regla no escrita del mecanismo de funcionamiento de la Cámara ha instaurado la costumbre -eufemísticamente llamada cortesía parlamentaria- de suspender las sesiones plenarias durante la semana anterior a la celebración de unas elecciones autonómicas. Y el próximo 1 de marzo están convocados comicios en Galicia y el País Vasco. De esa forma, los diputados de ambas comunidades -y otros que no lo son- podrán dejar a un lado sus obligaciones en el hemiciclo y concentrarse en el último tramo de la campaña electoral.

Tampoco participan

Todos recordarán la imagen del Congreso de los Diputados completamente vacío durante una comparecencia de los responsables económicos en plena crisis. El revuelo fue tal que los diputados se aferraron a sus escaños durante días a sabiendas que los fotógrafos estaban a la caza y captura.

No es un asunto nuevo la ausencia de sus señorías, pero este absentismo aumentó después de que el presidente de la Cámara impusiera un nuevo horario.

Txiki Benegas o José María Michavila encabezan la lista de los diputados vagos; aquellos que en semanas de actividad parlmanetaria y decenas de plenos no han abierto la boca. Tan sólo una batería de preguntas escritas formuladas hace meses.

Más bochornoso fue el caso de Cayetana Álvarez de Toledo quien, cansada de las constantes críticas por su insustancial asistencia al Congreso, decidió enviar en un día -el primero y único- más de 5.000 preguntas al Gobierno. Todo sea para cuadrar la estadística.

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