(PD).- El presidente Zapatero también metió la pata en esto. España no está en la «Champions League» de la economía, pero si ostenta records, sobre todo en derroche y despilfarro. El nuestro no es sólo líder mundial en generación de parados. Es también el país occidental donde más «cargos públicos» se mueven en coche oficial y con chófer pagado por el sufrido contribuyente.
Entre los más caraduras está Ernest Benach, presidente del Parlament catalán, quien gastó 9.276 euros de dinero público en equipar su vehículo oficial, una nueva versión del Audi A-8, con un televisor, una mesa de trabajo y un reposapiés. Todo lo tuvo que retirar, gastando dinero del contribuyente.
Todavías más olas y perjudiciales para él, hizo el socialista Emilio Pérez Touriño, que el pasado mes de octubre, en plena crisis y más de 130.000 gallegos en paro, decidió comprar un Audi A8 por el módico precio de 480.000 euros, con la excusa de sustituir un automóvil antiguo. Lo del ya ex presidente de la Xunta no es un caso aislado.
Como explican Marisa Recuero y Pacual García en El Mundo, el Audi es el coche de moda entre los gerifaltes políticos españoles. Todos los gobiernos autonómicos tienen esta marca como buque insignia en su flota, a excepción de Cantabria, Baleares, Castilla y León y Melilla, que prefieren la familia Peugot, Volkswagen y Renault.
Algunos -como el andaluz Manuel Chaves o el valenciano Francisco Camps- tienen hasta dos Audi. Otros -como el manchego José María Barreda- superan los tres, pero combinan el Audi con otras marcas de alta gama.
El extremeño Guillermo Fernández Vara también tiene un A8 4.2, junto con un Volvo S80. El presidente vasco en funciones, Juan José Ibarretxe, tiene un A6 y un Mercedes S560. Y el ceutí Juan Jesús Vivas pasea en un A6 3.0 que compró, hace ya cuatro años, por 71.900 euros, aunque también posee dos Mercedes.
El navarro Miguel Sanz, líder de UPN, va en un A-8 que costó el pasado año la friolera de 360.000 euros.
En ese festival de despilfarro, destaca por su moderación el castellano leonés Juan Vicente Herrera, que usa una berlina de Renault, un Vel Satisque, adquirió por sólo 39.000 euros. Sus 11 consejeros se mueven en el mismo tipo de vehículo.
LA FIEBRE DEL COCHE OFICIAL CON CHÓFER
ntre los 17 gobiernos autonómicos que componen España suman, al menos, 1.220 coches destinados a altos cargos. O lo que es peor, superan el número de vehículos que conforma el parque móvil del Estado, constituido por 1.100, y donde se incluye desde una furgoneta hasta los tres Audi 8 y el Mercedes que posee el presidente Zapatero.
Navarra es la única comunidad autónoma donde los directores generales no tienen asignado coche oficial, auqnue pueden tirar de teléfono en cualquier momento y ordenar que les manden uno de los cinco Volkswagen Phaeton que hay «a disposición«.
Lo la Andalucía de Chaves es llamativo. De las 14 consejerías que tiene la Junta, la de Economía y Hacienda es la que más coches oficiales tiene asignados. Hasta 21, frente a los 13 de Cultura. Además, cada consejería tiene ocho delegados provinciales y cada uno un vehículo oficial.
En cuanto a los valencianos, el coche preferido -además de los dos Audi A8 de Camps– es el Volvo S80, o dicho de otra manera, un automóvil cuyo precio puede rozar los 40.000 euros. Tan solo para los consejeros, la Generalitat dispone de 13 autos de este modelo.
El drama -en una país que va camino d elos 5 millonesde parados y donde la gente corriente se las ve y se las desea para llegar a fin de mes- es que a los presidentes autonómicos no les basta con su lujoso automóvil y el de sus consejeros. En alguna comunidad autónoma, hasta los secretarios generales tienen asignado un coche.
Sumen a eso la tarjeta de crédito, los teléfonos móviles, los billetes de avión, los restaurantes de cinco tenedores y todo lo que se les ocurra. Y todo «gratis total»