Bárcenas le complica la vida a Rajoy aferrándose al cargo como una lapa

Bárcenas le complica la vida a Rajoy aferrándose al cargo como una lapa

(PD).- Tarde noche de viernes de transistores en la calle Génova. Todo estaba preparado para que el tesorero nacional del partido, Luis Bárcenas, acosado por las informaciones que a diario aparecen sobre su conexión con la trama de corrupción de Francisco Correa, diera el paso solicitado por la dirección del PP y presentase su dimisión.

Eso pensaba al menos la secretaria general, María Dolores de Cospedal. También el líder del partido, Mariano Rajoy.

Sin embargo, pese a estar redactado el comunicado de prensa anunciador de la dimisión voluntaria «por el bien del partido» y para evitar que la investigación judicial «manche el buen nombre del PP», al final, Bárcenas solicitó nuevas garantías por escrito que Rajoy consideró inaceptables.

Explica Eloisa Sánchez Bolínaga en El Semanal Digital que desde la dirección del PP señalan que tras lo ocurrido ayer viernes «este culebrón de cine negro huele cada vez peor».


Bárcenas, retrasando una decisión que no tiene marcha atrás, exigiendo además contraprestaciones al mismo Rajoy antes de dimitir, pone a la dirección del partido en una posición delicada. Cada día que pasa el tesorero en su despacho de la sexta planta de Génova 13 más se envía al exterior, precisamente, el mensaje que tanto se desea evitar: que Luis Bárcenas tiene pillada a mucha gente del PP.

El mismo viernes, desde Barcelona, donde los dirigentes populares se habían reunido, la secretaria general, una de las personas que por su total lejanía de todo este embrollo de Gürtel con más libertad está hablando internamente, por primera vez quiso dejar claro que si ha habido casos de corrupción «esto no es Filesa», es decir, que en el PP no ha existido una trama para financiar ilegalmente el partido como la montada por el PSOE en los años ochenta.

La número dos del partido a la hora en que hacía tal declaración contaba con la dimisión de Bárcenas horas más tarde, en plena salida de vacaciones de Semana Santa, tras escenificar «una cita amigable» con Mariano Rajoy. Luego, sin embargo las cosas se torcieron.

Así el asunto, Rajoy se encuentra en una encrucijada. O logra cuanto antes que Luis Bárcenas deje su cargo «voluntariamente», o no le quedará más remedio que cesarlo dada la presión a la que está sometido por su círculo de dirigentes.

Cospedal, igual que otros dirigentes de peso del PP, señalan fuentes populares, «está indignada» con la suciedad que aparece alrededor de Bárcenas y con su actitud de mirar para otro lado para culpar a los demás.

Lo que parece evidente es que cada día que el tesorero pasa en sus funciones es un duro golpe a la credibilidad de todo el partido y, sobre todo, crece la bola de nieve de que Rajoy no es independiente porque no tiene las manos libres para decidir.

Encima, el líder popular se ha metido en la trampa de poner la mano en el fuego por un tesorero que pierde credibilidad a chorros y que, ahora, además, se permite lanzar el órdago de «si caigo yo, caes tú también».

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