(PD).- Para muchos -dentro y fuera del partido- es incomprensible. Y el presidente de la Junta de Castilla y León lo ha dicho claro: Si estuviera en una situación «tan complicada» como lo están el tesorero del PP, Luis Bárcenas, y el eurodiputado Gerardo Galeote, ambos implicados en el caso Gürtel, él no tendría dudas y “dimitiría”. Es lo que dicta el sentido común.
El dirigente popular, en una entrevista en la COPE, ha precisado que la suya es una opinión realizada a título individual. Otros son los líderes populares que insisten en la misma opinión:
«Yo, personalmente, como Juan Vicente Herrera, lo tendría muy claro y, aunque asumiría mi línea de defensa, me sentiría mucho más libre liberando a mi organización de mis responsabilidades».
Pese a desmarcarse de la línea oficial marcada por Rajoy, el presidente de Castilla y León ha defendido la posición del presidente de su partido, con quien ha coincidido en que la instrucción realizada por el juez Baltasar Garzón ha sido «calamitosa en cuanto al contenido y a las formas», ya que «interesadamente» se han ido filtrando contenidos del sumario. Insistió en que el caso debería pasar a manos de un tribunal «serio», y consideró que, para «dar más tranquilidad», este tipo de procesos deberían estar en manos de los tribunales superiores de Justicia de Madrid o de Valencia o, en su caso, del Supremo.
LA REBELIÓN DE LOS BARONES
El pasado miércoles, mientras Mariano Rajoy guardaba silencio y María Dolores de Cospedal se esmeraba por mostrar públicamente el apoyo de la Dirección del PP a Luis Bárcenas un día después del inquietante auto de Baltasar Garzón, Alberto Núñez Feijóo se desmarcaba de la línea oficial de su partido con unas declaraciones que no pasaron inadvertidas en Génova 13: «Cada uno tendrá que hacer lo que considere oportuno y cumplir con sus responsabilidades», según informa El Semanal Digital.
El barón gallego anduvo más comedido que el castellano y leonés Juan Vicente Herrera. En una entrevista concedida en la COPE, Herrera hizo mucho más grande el agujero abierto días antes por Núñez Feijóo en el discurso oficial del PP: no se anduvo con medias tintas y sugirió la dimisión del tesorero del partido como mejor solución al enredo.
Herrera, que no acostumbra a azuzar polémicas internas, quiso poner el acento en aquello del «personalmente» para aclarar que era una opinión propia, pero sus categóricas declaraciones son mucho más: son la punta de un iceberg que abarca todo el entramado territorial de la formación que lidera Rajoy. A lo largo de esta convulsa semana -aunque ya venía de antes- se ha extendido como la pólvora entre los brazos regionales del PP la opinión de que Bárcenas debe irse. Confíen o no en su inocencia, en las baronías lo tienen claro: mantener en un puesto de tanta importancia a un hombre acusado de llevarse más de 1,3 millones de euros por los favores prestados a Francisco Correa es una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento.
La presión que viene soportando Rajoy de sus barones regionales y provinciales no es poca. La mayoría no entiende por qué ese empeño de esperar a ver si los tribunales finalmente le imputan, porque consideran que cada día que pasa se va ahondando en una herida peligrosa a dos meses de una cita electoral clave. Dos son los que de mejor grado han asumido las tesis de la Dirección. Pero teniendo en cuenta que ambos forman parte de ella, no es una muestra muy significativa: Cospedal y Javier Arenas, que hace unos días se mostró convencido de que tanto Bárcenas como Gerardo Galeote «demostrarán su inocencia».
Cierto es que el líder del PP quiere que el tesorero dimita. Pero cierto es también que quiere que se vaya por su propio pie. A punto estuvo de hacerlo el pasado viernes, pero tal y como desveló El Semanal Digital, la operación quedó abortada en el último momento -incluso había un comunicado de prensa redactado- porque el protagonista solicitó nuevas garantías por escrito a Rajoy que éste consideró del todo inasumibles.
Y, en medio de las presiones, la postura mantenida por la lideresa del partido tampoco ayuda a afianzar el modus operandi de Génova 13 para con su tesorero. Esperanza Aguirre ha preferido cortar por lo sano con todos los miembros del PP madrileño que a lo largo de estas semanas se han ido viendo salpicados por la Operación Gürtel. Dimitieron los alcaldes señalados (entre ellos el de Pozuelo, Jesús Sepúlveda), el consejero de Deportes y el responsable del Mercado Puerta de Toledo.
Eso sí, los tres diputados autonómicos involucrados (Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco y Alfonso Bosch Tejedor) continúan siéndolo para no dar munición a Garzón y conservar su condición de aforados autonómicos. Pero sin privilegios: Martín Vasco, el único con responsabilidades altas en el Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid, renunció esta semana a su puesto como portavoz adjunto. Rajoy y Aguirre, como la noche y el día.