El ministro que se cargó dos veces la economía

El ministro que se cargó dos veces la economía

(PD).- Pedro Solbes ha conseguido el dudoso mérito de ser capaz de dejar dos veces, una en 1996 y otra ahora, un reguero de malos datos en las cuentas nacionales. Su problema: su inactividad, motivada, en parte, por el esfuerzo por ocultar la verdadera situación económica, hasta que pasaran las elecciones generales, cuando por fin se pronunció la palabra crisis.

Decía hace pocas semanas un secretario de Estado que él prefería su actual cargo al de ministro de Economía porque mandaba más como secretario de Estado. La característica que define la andadura política de Solbes es precisamente ésa: no hacer nada.

Como cuenta la revista Época, el ministro de Economía que más veces ha expresado su deseo de abandonar el barco -llegó a decir que envidiaba a Mariano Fernández Bermejo cuando tuvo que abandonar el puesto, acuciado por sus cacerías con Garzón- ha sido la piedra en el zapato del presidente del Gobierno.

El presidente ha soportado mal la actitud negativa de Solbes, que no ha tenido más remedio que reconocer las dimensiones de la crisis. A pesar de intentar suavizar los mensajes, como el momento en el que reconoció que el déficit estaría por encima del 3%, sin admitir que puede superar el 6%, ha sido el encargado de dar las malas noticias.

Tampoco han beneficiado los enfrentamientos con otros miembros del Gobierno, en particular, con Miguel Sebastián. Todos querían dinero y Solbes era el encargado de decir que no quedaba.

Cifras bajo mínimos

Solbes se encontró con una economía saneada cuando el PSOE llegó al Gobierno por sorpresa, tras los atentados del 11-M. Pero el error del ministro fue no ver la crisis a tiempo y no prepararse para afrontarla con los cambios estructurales que hoy son imprescindibles y que no se pueden llevar a cabo. La culpa no fue del todo suya.

La regla impuesta desde Ferraz para no pronunciar la palabra crisis, hasta pasadas las elecciones del 7 de marzo, provocó que el equipo de Gobierno no tomara ninguna medida que pudiera hacer sospechar sobre la verdadera situación económica.

Desde enero de 2007 se dejaba ver la tendencia bajista del Índice de Producción Industrial, uno de los indicadores más fiables de la economía. Desaprovechado el pico de enero de 2006, donde alcanzó un 5,5%, en marzo de 2008 entraba ya en valores negativos. Por aquel entonces, el presidente del Gobierno aún no había dicho el término tabú.

Los malos datos del paro, ante los que no se actuó a tiempo con medidas de flexibilización del mercado laboral y de aumento de la productividad; y las peligrosas cifras del sistema bancario, con una intervención, la de CCM, que parece no ser la última, son los últimos capítulos de su mala gestión.

Más información en la revista Época.

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