(PD).- El ‘marianismo’ se comió al ‘aznarismo’… Pero no todo. A José María Aznar le chiflaba tener en vilo a los medios de comunicación cuando iba a realizar un nombramiento. Era un reto que no se filtrara. Enseñaba cerrado su famoso ‘cuaderno azul’ y lo volvía a guardar. Allí estaban sus secretos. Lo mismo hace Rajoy. Menos teatral. A su estilo. Cada vez que va a haber designaciones, el líder popular aguanta impertérrito, aunque eso le pueda desgastar. Una prueba de hierro para los suyos. Y a los ‘quinielables’ para las europeas ya no les quedan uñas.
El plazo de agota. A poco más de dos semanas para que acabe el plazo legal para la presentación de las candidaturas para las elecciones europeas-y cuando el resto de partidos han ido desgranando sus listas- Mariano Rajoy se resiste a dar los nombres. Sólo Jaime Mayor Oreja duerme ya tranquilo.
Los líderes del partido se han reunido en Sevilla en la 14 Unión Interparlamentaria del PP, lo que supone el pistoletazo de salida de la precampaña de los «populares» de cara a las próximas elecciones europeas. Y lo hacen sin conocer quiénes son los elegidos para continuar la lista que encabeza Mayor Oreja.
Mariano Rajoy va a esperar al plazo- entre el 29 de abril y el 4 de mayo-, para dar a conocer a los integrantes de su lista para las elecciones europeas del 7 de junio.
Unas maneras heredadas de su antecesor, José María Aznar. Mantener el hermetismo hasta el último momento era un reto para él. De la misma manera, Rajoy -con la que le estaba lloviendo encima en esos momento- aguantó sin abrir la cremallera de la boca ni siquiera un poquito cuando conformó lo que ya se conoce como «el marianismo». Especulaciones, rumores, pero nadie firmaba que Soraya, María Dolores de Cospedal, Esteban González-Pons, etc, iban a ser los elegidos. Sólo él y su cuaderno lo sabían.
Tras las filtraciones «sufridas» por Zapatero en la última remodelación de ZP, en Génova 13 dan por seguro que «es casi imposible que se produzca una fuga de los elegidos para las europeas. Rajoy quiere hacer también de esto un hecho diferencial. A ZP sí pero a mí no».
Es la misma dichosa historia del ‘cuaderno azul’. Tormento para los que han de ser -o no- elegidos. Y para la prensa.
