La pareja de etarras formada por Mikel Azurmendi y Maite Pedrosa ha sido trasladada a la cárcel de Albolote, en Granada, tras haber sido padres y contar esta prisión con un módulo en el que la terrorista podrá cuidar de su hija hasta que cumpla tres años.
La decisión de agrupar a Azurmendi y Pedrosa, miembros del «comando Andalucía» que asesinó al matrimonio Jiménez Becerril, lleva la firma del juez central de Vigilancia Penitenciaria. Los terroristas dejaron huérfanos el 29 de enero de 1998 a tres niños de 5, 7 y 8 años de edad.
Mikel Azurmendi Peñagarikano y José Luis Barrios fueron condenados a 60 años como autores materiales de los disparos que acabaron con la vida del concejal y su mujer, Ascensión García, mientras que Maite Pedrosa fue condenada a 10 años de prisión por un delito de conspiración para cometer homicidio terrorista, al no haber participado directamente en la acción terrorista.
El Tribunal Supremo elevó después la pena a 12 años. Azurmendi y Pedrosa no han mostrado discrepancia alguna con la dirección de ETA, ni se han desmarcado del terror.
A diferencia de los asesinos de Miguel Ángel Blanco, Javier García Gaztelu, «Txapote», e Irantxu Gallastegi, Azurmendi y Pedrosa no han necesitado ser padres para poder estas juntos. Ambos ya estaban en la misma prisión, la de El Acebuche (Almería) desde 2003 para facilitar el cumplimiento del auto del juez de 1999, en el que reconocía su derecho a comunicarse. El auto fue dictado al poco de ser condenados por el asesinato del matrimonio Jiménez Becerril.
Las visitas del pistolero
Pedrosa y su hija podrán recibir la visita correspondiente de Azurmendi en el módulo de madres de Albolote, donde cumplen condena una treintena de presas comunes con hijos de menos de tres años. En la actualidad, los etarras Igor Solana y Eider Pérez, que también tienen un hijo, viven una situación similar en la cárcel de Valencia.
La pareja trasladada ahora a Granada tiene un amplio historial criminal. Azurmendi, antes de integrarse en el «comando Andalucía», fue miembro del «comando Madrid» y está condenado por el atentado de la Plaza de Ramales de Madrid, que costó la vida en 1994 al teniente general Francisco Veguillas Elice, de 69 años, el conductor de su vehículo oficial, Joaquín Martín Moya, y el operario de los Ballets de Madrid César García, ambos de 24 años.
Por su parte, Pedrosa, encabezó un «comando de legales» en Vizcaya en 1993 y al año siguiente ya participó en el atentado con bomba-lapa, que costó la vida a un guardia civil en Bilbao.
Según los hechos probados, la noche del 29 de enero de 1998, José Luis Barrios y Azurmendi abordaron a pocos metros del portal de su casa al matrimonio Jiménez Becerril. Azurmendi fue el primero en disparar en la nuca al concejal del PP, mientras que Barrios lo hizo contra Ascensión García cuando ésta intentaba asistir a su marido.
Los etarras dejaron huérfanos a tres niños de 5, 7 y 8 años.