La izquierda abertzale echa el primer pulso a Patxi López

(PD).- El País Vasco afronta una jornada de huelga general con visos de no tener la repercusión que esperaban los organizadores, a causa de los servicios mínimos del Gobierno vasco y la división sindical. la huelga la han convocado ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, Hiru y EHNE. Es su guerra. Mientras que CCOO y UGT no la apoyan.

El Ejecutivo vasco ha impuesto que los transportes públicos mantengan este día el 30% de sus servicios habituales. Así, en hora punta, Metro Bilbao tendrá una frecuencia de siete minutos y medio. En cada rama de ambas líneas rodará cada 15 minutos y hasta Plentzia, cada hora.

Además, los colegios públicos y privados y las haurreskolak tienen obligación de abrir. En los primeros deberá haber un directivo y un administrativo para atender a los alumnos que vayan a clase. En las guarderías, deberá trabajar el 25% de la plantilla.

En las haurreskolak también tienen que hacer acto de presencia el 25% de la plantilla

Para los sindicatos, todos estos servicios mínimos son «inaceptables y escandalosos». para evitar estos servicios, optaron por recurrirlos, pero el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco dio la razón al Gobierno vasco y los mantuvo.

Para que la gemte no ejerce su derecho al trabajo, las centrales han preparado piquetes y retenes. Desde las 5.30 horas se espera que los camioneros huelguistas (afiliados en Hiru) bloqueen con sus vehículos las entradas a Bilbao. También se crearán pasacalles por la ciudad para sacar a los trabajadores de sus puestos. A las 12.00 y a las 18.30 horas habrá sendas manifestaciones desde Moyua.

Los servicios mínimos obligan a trabajar como un día festivo en los siguientes sectores: hospitales, ambulatorios, ambulancias, autopistas, eléctricas… En la ETB solo se emitirán noticiarios.

PSE, PNV y PP la desaprueban

Aralar, EA y líderes de la izquierda abertzale ilegalizada secundarán este jueves la huelga. Ezker Batua ha dado libertad a sus militantes, mientras que PSE, PNV y PP la desaprueban.

Los convocantes claman contra el «chantaje» de la patronal, que exige rebajar impuestos y derechos laborales en plena crisis. El nuevo Gobierno vasco cree que es una huelga «política» y no laboral. Patxi López censura que los sindicatos rehúsen su oferta a hablar.

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