(PD).- El grito de “¡Se hace sabeeer…!” vuelve a escucharse por las calles de las ciudades y pueblos de España, aunque esta vez no es en nombre del señor alcalde, sino de Rosa Díez. Después de su frustrada incursión en Twitter, la red social de moda donde Díez fue suplantada, y tras comprobar la escasa repercusión de sus acciones en algunos medios de comunicación, UPyD ha decidido regresar a los métodos tradicionales.
Este fin de semana comenzó sus andanzas el pregonero del partido, para ir anunciando por toda la geografía los actos de campaña de UPyD.
Desde la formación política explican que la figura del pregonero encaja con su modo de hacer política, callejera, a falta de presupuesto y estructura para grandes mítines. Su ocupación será proclamar noticias “en tono simpático e inteligente”. Y si eso no es posible, cabría añadir, al menos se le deberá exigir una buena garganta para superar el ruidoso ambiente español.
Sin embargo, el pregonero no se limitará a pisar la calle, sino que tendrá su propio espacio en la web del partido: “El Rincón del Pregonero”. Como reconocen sus fundadores, UPyD jamás hubiera podido llevar a cabo su fulgurante ascensión sin la existencia de Internet. De hecho, a diferencia de los partidos tradicionales, el partido nació en la Red, su web fue su primera sede y el correo electrónico su forma de militancia.
Díez y otras figuras del partido, como Carlos Martínez Gorriarán, mantienen activos blogs, y la formación posee su cuenta en Youtube, Facebook, y otras redes sociales, donde intenta recabar amigos. No obstante, la última aplicación que arrasa en la Red, Twitter, que permite publicar mensajes de 140 caracteres, se le ha resistido, al menos de momento, a UPyD.
El partido de Díez trató de sumergirse en este servicio, por lo que contrató a un gestor de contenidos para que se encargara de actualizar la cuenta de Twitter. En principio, su cometido no pasaba de emitir las últimas noticas relacionadas con UPyD, los enlaces a las webs y blogs del partido, así como las convocatorias pertinentes para los afiliados y simpatizantes. Sin embargo, el invento se fue de las manos.
El redactor, parapetado tras la cuenta Twitter de Rosa Díez, comenzó a escribir suplantando la identidad de la diputada.
Durante un tiempo, nadie se percató de que los mensajes lanzados a Internet como si fueran escritos por la líder de UPyD, no provenían en realidad del teclado de Díez. Hasta que un día, un avezado internauta descubrió que la cuenta de Twitter se estaba actualizando al mismo tiempo en que Díez estaba ocupada en una conferencia y, por supuesto, sin ningún dispositivo digital entre manos.
La reacción fue furibunda e inmediata. El redactor fue despedido y la cuenta en Twitter, cerrada. El susto todavía le dura a Díez, que no se ha decidido a recuperar su presencia en esta red social. Por ahora, se queda con el pregonero.
