(PD).- Zapatero construyó este fin de semana la más divertida, destructiva y, quizá, atinada imagen de sí mismo cuando evocó en El País Semanal la película Aterriza como puedas. «La crisis parecía un aterrizaje suave y ha sido un aterriza como puedas», dijo, se le escapó, en su charla con varios ciudadanos.
Dice Edurne Uriarte en ABC que no sabe si fue casualidad o la intención deliberada de Prisa de complementar el reportaje dominical, pero uno de los canales de Digital Plus programó la noche de este martes la primera entrega de la saga Aterriza como puedas.
Y quién puede negar el paralelismo entre Zapatero y el patoso, simpático y, sobre todo, calamitoso, personaje encarnado por Leslie Nielsen.
Especialmente en la escena en la que a Nielsen le crece la nariz más que a Pinocho cuando, con el avión en serio riesgo de estrellarse, informa a los pasajeros de que todo está bajo control y no deben preocuparse por nada. Lo que en el patoso Nielsen ni siquiera obedece a la voluntad de mentir sino a la completa incapacidad para valorar la situación.
Y lo que en Zapatero tampoco es interpretado por muchos ciudadanos como una mentira sino, en todo caso, como ingenuidad. Pasó cuando mintió una y otra vez a los pasajeros sobre la negociación con ETA.
Y es posible que pase con las mentiras que está contando igualmente a los pasajeros sobre la crisis económica con la misma entereza y desparpajo que su alter ego, Leslie Nielsen.
Primero, que no nos preocupáramos pues no había crisis, luego, que había sido imposible preverla, un aterriza como puedas que sorprendió a todos, no sólo a él, y, ahora, que hay brotes verdes, que lo peor ha pasado.
Lo más positivo para Zapatero de este paralelismo es que el avión aterriza, después de todo. A pesar del piloto inexperto y aterrorizado y de un Nielsen que no se entera de nada. Quizá porque fuera una película o, tal vez, porque Nielsen sea un patoso con mucha suerte.
