(PD).- Antes que ministro de Educación fue fraile. Y entre tanto, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. Allí era conocido por sus alumnos como «El Cromagnon» y «El Clorofilo». El mote se justifica casi solo: “Era la forma más física de llamarme”. Y la “sencillez” de su atuendo le valió el segundo: “Llevaba zapatos verdes, pantalón verde, camisa verde….De primitivo tengo la aspiración a la sencillez”.
El titular de Educación, recuerda con añoranza, según le ha contado a Pedro Simón para El Mundo, sus tiempos de estudiante hippie con melena, en la que vivía en una buhardilla en Malasaña.
Como metafísico de formación, Ángel Gabilondo ha revelado algunas de sus aficiones: “Me gustan los payasos”, “de los geniales desconfío”. Y ha insistido: “Me gustaría ser sencillo”.
Me gusta la carne en casi todos los sentidos de la noble palabra.
Y sigue la conversación:
– Señor Gabilondo, ¿SER o no ser?
Siempre ser. Tengo un discurso afirmativo, prefiero estar a favor que en contra. Si algo no me gusta lo convierto en un discurso positivo que busque alternativa. [Se cruza de brazos en el sofá]
– Ese lenguaje corporal significa algo…
Sí. Que abrazo lo que me está preguntando.
– ¿Viven los Gabilondo de-Prisa?
Vivimos de nuestro trabajo. Me interesa la prisa con minúsculas, que es el otro nombre del miedo. Prisa y miedo es una redundancia. No quiero tener prisa nunca, lo que sí me pasa es que hay veces que tengo cosas que hacer después. Entonces lo que hago es interrumpir una cosa e ir a la otra. Cuando uno habla con alguien, transmitir esa sensación de que tienes prisa me parece una desconsideración.
Sobre la política catalana dice:
– Como Pujol de segundo apellido, ¿defiende la Ley catalana de educación porque cree en el Proceso de Polonia?
[Se ríe] No soy un defensor de la ley catalana, lo que hago es leerla y no instrumentalizarla como si fuera una bandera política. Veo con simpatía que se abran las fronteras y que no vivamos limitados al horizonte del banco de nuestro barrio.
