(PD).- Es una vergüenza. Los protagonistas del botellón-borroka del pasado fin de semana en Pozuelo se juntaron el lunes para celebrar con otra borrachera su victoria. Han ganado a la Policía. El mayor éxito fue la quema de un coche patrulla. Los responsables de tamaña barbaridad fueron detenidos, pero ya están en la calle. Los trece adultos arrestados iban quedando en libertad con cargos genéricos. A las seis, todos estaban ya en su casa. En la Policía están que trinan. El desánimo inunda al Cuerpo.
La juez ha pedido nuevas diligencias para poder acusar a cada uno de los imputados de los determinados delitos de los que se les acusan. Según fuentes judiciales, en una riña tumultuaria como la ocurrida el pasado sábado en Pozuelo de Alarcón, es complicado demostrar e imputar a dos decenas de personas, las acciones de una muchedumbre. Por eso, las pesquisas deben de continuar y los jóvenes tendrán que volver a declarar, según informa La Razón.
La puesta en libertad de los veinte detenidos ha indignado a los policías que tuvieron que hacerles frente. No entienden cómo es posible que, después de todo, no hayan ingresado en prisión. La situación es vergonzosa.
«¿Qué ejemplo estamos dando a la sociedad y al resto de jóvenes, si después de las imágenes que todo el mundo ha visto y tras los actos vandálicos y de suma violencia que estos hombres han cometido, se van a casa de rositas?».
Porque los dos heridos graves en los incidentes (uno tiene rotura de ligamentos en la rodilla y otro sufre unas lesiones en las muñecas cuyas secuelas no se conocen todavía) se encuentran de baja. Además, otro de los policías de mayor rango que estuvo allí ha recibido la baja médica por ansiedad.
