La derecha está desunida porque, aparte de pescar en aguas parecidas, falta amplitud de miras, patriotismo y, sobre todo, nobleza.

Haya elecciones o no, Sánchez nos lleva a la catástrofe

Haya elecciones o no, Sánchez nos lleva a la catástrofe

Pedro Sánchez nos lleva a la catástrofe, al precipicio, al matadero. Se puede decir de muchas maneras, pero, más pronto o más tarde, así es de manera inexorable. La única variante es la prórroga, pero el resultado parece que ya está escrito en las centurias de algún arúspice globalista y malvado, que es quien en realidad da humos al personaje Sánchez y lo infla como se hace con los muñecos hinchables. La metáfora permite la exageración, aunque, si damos crédito a Ouspensky, algunos seres humanos son simplemente carcasa, en el sentido literal del término. Me da que Sánchez es algo de eso. No existe ningún político que me haga sentir mayor intranquilidad, ni siquiera Iglesias o Maduro. Lo de Sánchez se sale de todo lo conocido. Más allá de sus disparates políticos y de sus enredos con el listado de mentiras, percibo que es el político más peligroso de cuantos pisan las moquetas españolas en esta era de la vacuidad. Veo el mal en sus palabras, en sus poses, en su cinismo extendido a todos los ámbitos.

Los españoles nos hemos acostumbrado a esta dinámica, como los presos al corredor de la muerte, eso sí, con un loco dirigiendo la cárcel; un loco que aún no ha mostrado todas sus caras. El pacto con su socio preferente, Podemos, no acaba de desencallarse, aunque puede ser que solo sea teatro para estos días ociosos de septiembre mientras engrasamos. Puede ser también que haya a la vista elecciones y otros socios preferentes, en la dirección del bloque nacionalista-independentista-bilduetarra, es decir, PNV- ERC-Bildu, y, posiblemente, en este nuevo escenario no fuera necesario el voto de los de Iglesias, que no es bien visto en Europa, según se dice de manera extraoficial. ¿El de golpistas y amigos de ETA sí les mola a los del NOM? Me suena a cuento chino. Ahora bien, si hay elecciones es porque está todo muy preparado para un subidón de escaños, y no precisamente por votos, no sé si me explico.

De convocarse, serían estas unas elecciones en las que la derecha sale al terreno de juego, no a ganar, sino a ver quién de la mal llamada derecha –Ciudadanos es izquierda— saca más escaños y lidera la oposición. Rivera se bate con Casado, y Casado pide a los hijos pródigos que vuelvan y abandonen a VOX.

La derecha está desunida porque, aparte de pescar en aguas parecidas, falta amplitud de miras, patriotismo y, sobre todo, nobleza. Hablar de políticos y nobleza es una contradictio in terminis, lo sé, pero una es terca y persistente en puntos no negociables. Algunos periodistas quieren dirigir el cotarro desde sus micrófonos y reparten “papeles” sobre quiénes deben actuar de protagonistas y quiénes de figurantes. Están empecinados en que VOX es el PP e imparten doctrina para que los votantes del partido verde regresen a Génova. Creo que los que así piensan no han entendido nada de nada, y se han quedado en la superficie de la novedad. Y es que como solo les interesa el factor económico, no conciben que muchos de los votantes de VOX ya habían renunciado a un PP abortista y progre, partidario de las leyes de violencia de género y de memoria histórica, un PP que no se diferencia mucho de los socialistas. ¿Es tan difícil de entender? No insistan, no manipulen con argumentos falsos.

“España Suma” suena bien, y sería lo más razonable si los integrantes de los tres partidos se rigieran por los mismos principios éticos. Pero no es así. A VOX lo quieren para sumar, pero le aplican la resta a la primera de cambio. Recuerdo una tertulia de esRadio, unos días antes de las elecciones autonómicas y municipales, en la que participaban Ortega Smith, Almeida y Villacís. Se pedía el voto de los madrileños para echar a la izquierda. Se insinuaba que no importaba a quién se votara, que lo que contaba era que sumara el bloque. Estaban prácticamente de acuerdo en todo; era cuestión de matices. El resto es historia vergonzosa que no quiero ni recordar. Los negociantes del Ayuntamiento les hicieron trampa a los recién llegados, los engañaron con la nomenclatura de las consejerías de gobierno y, al final, los nuevos regalaron los votos y se quedaron fuera, en la oposición. Total, aquella tertulia fue un fraude monumental. Lo de la Comunidad de Madrid también quedó visto. VOX recibió humillaciones durante los pactos y, encima, se le culpaba de impedir que hubiera un gobierno de la derecha y de votar con Podemos. ¡Pero estamos locos, o qué! La cartera nos tira a todos, y a nadie le desagrada el dulce de la financiación institucional, pero no a cualquier precio.

En el caso de VOX, supongo que habrán aprendido con qué armas se juega, que parece que son reglamentarias, pues no he oído que nadie le haya afeado a Almeida su acto de trilerismo político. Más bien lo han comentado en plan chascarrillo. Cosa rara, pero en el juego político, según hemos visto, están permitidas las trampas.

 

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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