Es para miccionar y no echar gota. Aunque ya los españoles de bien deberían de estar curados de espanto con las cosas de José Luis Rodríguez Zapatero, lo cierto es que el expresidente español siempre puede ir un paso más allá en su ignominia y hacer declaraciones de este calado sobre el terrorista Arnaldo Otegui, al que llegó poco menos a definir en su momento como «hombre de paz».
Afirma ZP sin ponerse rojo de vergüenza que:
La contribución de Otegui fue decisiva para poder ver el final de la violencia de ETA.
Y añade que los otros partidos no quieren reconocer este éxito porque fue algo que lograron los socialistas:
No lo reconocen porque piensan que es un merito del PSOE, pero todos estamos muy satisfechos de verles en las instituciones y no apoyando o con las pistolas matando. Esa es la realidad.
El expresidente tampoco recela de haber mantenido reuniones con Otegui y reconoce que volvería a dialogar porque «es bueno hacerlo».
EL HISTORIAL DEL ABYECTO OTEGUI
Para refrescarle la memoria al buenista Zapatero, habrá que recordarle que Otegui ha sido uno de los miembros más activos de ETA y, aunque es cierto que directamente no ha sido acusado por delitos de sangre, sí que señalizó objetivos y tiene al menos en su haber dos secuestros, el del empresario Luis Abaitua Palacios, director de la planta de Michelín en Vitoria y el del político Javier Rupérez (UCD) así como el intento de rapto en 1990 de Gabriel Cisneros (PP).
Rupérez no se guarda nada en el tintero a la hora de definir a Otegui:
Es un monstruo, un terrorista que jamás pidió perdón a sus víctimas.
Pero claro, ¿qué perdón va a solicitar si luego le hacen la ola el Zapatero de turno o le prepara una entrevista masaje el amigo Évole?