Es un patriota con todas las letras. El ciudadano que, de forma totalmente arbitraria, fue detenido la mañana del 3 de enero de 2020 frente a la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz por simplemente llevar la bandera rojigualda y gritar un ¡viva España! recibió 24 horas después el desagravio de los participantes en la manifestación contra Pedro Sánchez que llegó hasta la plaza de Colón.
El ciudadano recibio todo tipo de parabienes y una cerrada ovación después del pésimo trato dispensado por los esbirros policiales de Fernando Grande-Marlaska, él mismo que, en cambio, optó por mirar hacia otro lado cuando los golpistas catalanes cortaban las carreteras y autopistas de peaje en Cataluña o destrozaban Barcelona quemando contenedores, haciendo barricadas y destrozando todo el mobiliario urbano que encontrasen a su paso.