La medida tiene su miga más allá de un mero retraso en las fechas. Pedro Sánchez, que tanta prisa se había dado en este comienzo de año 2020 para ser presidente del Gobierno de España, llevando incluso a reventar el descanso del personal que trabaja en el Congreso de los Diputados para que la investidura se produjera en la recta final de las Navidades, concretamente en el fin de semana de Reyes, ahora acaba de hacer una parada de asno.
Sí, el galope de caballo desbocado de Sánchez para quitarse de encima la coletilla de ‘presidente en funciones’ no guarda correlación con la medida de posponer ahora la conformación del nuevo Ejecutivo, que se esperaba que estuviese ya a pleno rendimiento el 10 de enero de 2020 con el primer Consejo de Ministros de este gabinete de coalición.
¿Cuál ha sido la decisión del presidente socialista? No celebrar este 10 de enero de 2020 el Consejo de Ministros (si bien pudiera darse uno aún con los ministros aún en funciones) y conformar el nuevo Gobierno la semana del 13 al 19 de enero de 2020.
Quizá Sánchez empiece ahora a tomar debida cuenta de su ‘hazaña’ política y sea consciente de que ha metido en la madriguera a los comunistas de Podemos y, aun peor, vigilando todos sus pasos los golpistas de ERC y de Bildu, que se saben vencedores morales al poder mediatizar todas y cada una de las medidas que el presidente lleve al Parlamento español.
De hecho, Carlos Herrera, en su editorial de este 8 de enero de 2020 en ‘Herrera en COPE’ tampoco daba crédito a este retraso después de haber puesto patas arriba la Cámara Baja en el fin de semana de Reyes:
Solamente hay una cosa que deberíamos preguntarnos esta mañana. Con las prisas que teníamos para la investidura y resulta que ahora Sánchez se lo toma con calma para formar Gobierno. Ha fijado un debate el fin de semana de Reyes. Se ha saltado todas las normas, todas las tradiciones, porque era muy urgente que tuviéramos un gobierno. La ha metido alrededor de la Pascua Militar, le ha hecho la Pascua a la los trabajadores del Congreso, a los periodistas, a sus propios diputados, y a todos los demás en un tiempo que normalmente queda para las vacaciones. Amortiguado por las vacaciones, vamos a llamarlo así. ¿Y ahora resulta que todavía puede esperar una semana?. Bueno, seguramente esta anécdota no tiene más importancia, pero demuestra la absoluta falta de empatía de este individuo, nuestro flamante presidente del Gobierno, y la soberbia en la que vive, que es inusitada, literalmente inusitada.
