¡Qué difícil es estar en el poder cuando estalla algún asunto turbio! Eso es lo que debió de pensar la podemita ministra de Igualdad, Irene Montero, que en la tarde del 23 de enero de 2020 pasó auténticamente las de Caín en la entrevista que le hicieron en Onda Cero, en el programa ‘Julia en la Onda‘.
La titular del departamento de Igualdad, preguntada por el gran escándalo de las niñas prostituidas en centros tutelados de Baleares, concretamente en la isla de Mallorca, respondió que había que tener mucha prudencia a la hora de abordar tan espinoso asunto:
Hay que actuar con mucha prudencia. Hay una investigación en marcha y nos corresponde ser cautelosos a la espera de las conclusiones de la investigación para después actuar con toda la determinación. Debemos ser cautelosos y esperar a que termine la investigación para no cometer errores.
Montero, que evidentemente no quería quedarse sola ante el peligro, aludía a que esto debía ser una labor conjunta de varias administraciones, entre ellas el Gobierno de Baleares, el Gobierno de España y de otras entidades de ámbito local:
Si hablamos de la trata de humanos con fines de explotación sexual, la cantidad de niñas que hay en esa situación es apabullante. Es una realidad que toca abordar con mucha seriedad. Se requiere mucho trabajo legislativo y por eso quiero ser muy prudente. No solo es mi ministerio de Igualdad el único que tiene que estar implicado. Interior también tiene mucho trabajo y muchos retos por delante. Repito que tenemos que ser prudente porque nuestra posición institucional es para actuar con mucho rigor. Para mí será una prioridad porque esta es una realidad que condiciona la vida de millones de mujeres y de niñas y porque todos los convenios internacionales nos invitan a que tomemos medidas.
EL ORIGEN DEL ESCÁNDALO
La noticia surgió prácticamente a la par de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España. Apenas habían finalizado las Navidades cuando el rotativo balear Diario de Mallorca sacaba un bombazo de noticia con la denuncia de la existencia de un grupo de menores acogidas en centros del Instituto de Asuntos Sociales mallorquín que ejercían la prostitución en las calles de Palma de Mallorca a cambio de drogas, regalos o dinero. Según el periódico, la prostitución de esas menores era un secreto a voces en la capital balear.