Pedro Sánchez no tiene en alta estima a las personas que le han ayudado a llegar hasta la cima de la política española. Desde sus inicios, carente de una sólida formación intelectual, muchos socialistas con peso en el partido le empujaron para que fuese soltándose y granjeándose una imagen para el electorado. ¿Y cómo ha pagado esos favores? Cargándose a quienes le tendieron la mano.
Emilia Landaluce, en ‘La Otra Crónica‘ (El Mundo) detalla este 1 de febrero de 2020 como el hoy presidente del Gobierno de España no duda en sacar toda la crueldad de la que es capaz para decapitar, políticamente hablando, a colaboradores directos que le pusieron a su disposición todas las herramientas para llegar a ser no solo el líder del PSOE, sino también el presidente de todos los españoles:
No solo en el Congo del rey Leopoldo de Bélgica y en las pseudomemorias selectivas del gallo Margallo (en la estela de una Agatha Christie un pelín rencorosa) se dedicaban a matar negritos y negritas. (No se alarmen que no ‘semos’ racistas. Se trata de un término figurado extraído del célebre relato de la escritora inglesa). La trayectoria política de Sánchez, ese hombre, también incluye alguna matanza de negritos. No sean mal pensados: en este caso no nos referimos a Carlos Ocaña, coautor del libro que nuestro flamante presidente editó tras presentar su célebre tesis cum Fraude. Lean lean que la cosa es interesante.
Pedro “el guapo”, “el George Clooney”, como le llamaba Susana Díaz con un tono de lo más hembrista, poco a poco se va deshaciendo de las personas que molestan a sus proyectos. O a su persona. De momento no se trata de apartar a los rivales, práctica harto habitual en todos los partidos, sino de fulminar a todos aquellos que le ayudaron. La última víctima ha sido Jordi Sevilla, el que le enseñó Economía en dos tardes a Zapatero antes de que deviniera en bolivariano; el mismo que antes de la moción de censura se dedicó a tranquilizar a empresarios y miembros de ese oscuro establishment. “Es un moderado. Muy pragmático. Nada fanático”, cuentan que explicaba el simpático Sevilla. Y eso es verdad porque nuestro presidente no tiene más ideología que él mismo. (Y si supieran el rumorazo que corre por Madrid…).
Expone Landaluce como la ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, presionó al presidente de Red Eléctrica Española para que acabase dimitiendo, :
Carlos Segovia ha contado en este periódico las presiones de Teresa Ribera,vicepresidenta de transición ecológica, a Sevilla para influir en Red Eléctrica Española. (Recordemos que el marido de Ribera es Mariano Bacigalupo poderosísimo pope de la Comisión de Nacional de Mercados y Competencia y principal candidato a controlar el organismo). Por supuesto, la presuntamente sensata Calviño ignoró las llamadas de Sevilla para frenar las ansias de Ribera por lo que el antaño mentor de Sánchez ha tenido que salir de la eléctrica pese a la insistencia de otros socios. A esto vamos. Da miedo. Pero…
Cuenta la columnista de El Mundo como Pepiño Blanco fue el primero en darle un voto de confianza a Sánchez:
Evidentemente, éste no ha sido el primer negrito de Sánchez. La primera persona que ayudó al hoy presidente a abrirse paso en política fue Pepe, Pepiño, Blanco, ministro de Fomento. El ex portavoz del Gobierno de Zapatero fue el primero en fijarse en Sánchez y en ofrecerle un puesto en su equipo. Así, el guapo Pedro se convirtió en uno de los Blanco’s Boys, que era como con mucha sorna se llamaba al equipo de jóvenes guapos e inteligentes del que se rodeaba el tucán (así le llamaba Umbral). Pepiño sabía cómo ayudar a los suyos y escogió a Sánchez para acompañar en las listas a Trinidad Jiménez, que en 2006 le casaría con Begoña. También vio en el impresionante físico del joven Pedro un buen reclamo para las televisiones. Así empezó a dejarse ver en las tertulias de los canales de derechas.
Y luego como Miguel Sebastián también se partió la cara por el hoy presidente del Gobierno:
También se integró en el equipo de Miguel Sebastián en donde conocería a Carlos Ocaña. Voy a decir una cosa muy hembrista. Cuentan que Sebastián dividía a sus equipos entre guapos y listos. Y quiso que Pedro mejorara su formación por lo que facilitó todo lo posible que el joven político lograra su polémico doctorado. Que conste que no nos referimos ni al plagio ni a “voir”.
Y ahora ambos han sido despreciados por Sánchez:
El negrito Blanco (oximoronazo) y el negrito Sebastián no parecen contar con el beneplácito de su entonces pupilo. Mientras Sebastián se concentra en el juicio contra el BBVA por el asqueroso espionaje al que fue sometido, Blanco trata de abrirse camino en el sector privado. Sánchez no quiso que el tucán repitiera como candidato al parlamento Europeo. O eso cuentan…
Eso sí, alguno de estos ‘ayudantes’ de Sánchez se acabó despachando a gusto contra el líder del PSOE:
Una amiga mía estaba sentada cerca de uno de estos negritos hace unas semanas. Los restaurantes ponen las mesas demasiado cerca y el despotrique era apoteósico. “¡Es que hasta prefiero a Rajoy!”, decía. “¿Y Zapatero? Más en las nubes que antes”. Sánchez prueba cada día que es listo y sobre todo, osado. Eso sí, no es precisamente agradecido con los que le ayudaron a llegar hasta la cima. A Susana Díaz, que le hizo secretario General del PSOE frente Eduardo Madina, le queda medio telediario de Canal Sur.