Pablo Casado e Inés Arrimadas han caído en la cuenta de que por separado poco o nada tienen que hacer, especialmente en los casos catalán y vasco. En el primero, los populares vienen de ser en la autonómicas de diciembre de 2017 una fuerza irrelevante y en el ámbito de las Vascongadas, los naranjas no se han comido un torrado.
El 28 de enero de 2020 ya se venía especulando con la posibilidad de que para las tres próximas citas electorales que habrá en el presente año en curso, Cataluña, País Vasco y Galicia, el Partido Popular y Ciudadanos unieran sus fuerzas y formaran una coalición al estilo de Navarra Suma para concurrir a ese trío de comicios en lontananza.
Paradójicamente, los líderes de los dos partidos implicados nunca negaron la mayor y, aunque con sus matices correspondientes, vieron con buenos ojos el poder sumar en comunidades autónomas donde alguno de los dos tiene una importancia irrelevante o directamente inexistente.
La primera cita que tendrá lugar, salvo que al inhabilitado Quim Torra le dé por alguna maniobra de última hora a la que ya tiene acostumbrado al personal, será la de Cataluña. Todo indica que será en el mes de mayo o, a más tardar, principios de junio de 2020.
Ahí será el partido naranja quien lleve la voz cantante en esa coalición, aunque queda por ver si será Lorena Roldán, la líder que Albert Rivera e Inés Arrimadas dejaron en el Parlamento catalán, la cabeza de lista.
Dentro de Ciudadanos no todo el mundo está a favor de Roldán y en el PP, pese a que se pegó un buen castañazo en las urnas en 2017, creen que pueden tomar parte en la decisión final de quien será el o la cabeza de cartel.
PAÍS VASCO Y GALICIA
Si Cataluña es para el grupo de Inés Arrimadas, Galicia y el País Vasco lo será para los populares. Donde sí se necesitan ambos es en la segunda autonomía. Los populares han ido cayendo en las últimas citas electorales y Ciudadanos nunca obtuvo representación autonómica, siquiera en los mejores momentos de los naranjas.
El problema vasco para el PP será buscar un candidato que ilusione y que haga olvidar el portazo dado recientemente por el mediotíntico Borja Sémper, un político que siempre fue un verso suelto y que ayudó a su manera a que los conservadores se estrellasen elección tras elección.
Donde sí está claro el candidato es en Galicia. Allí repetirá Alberto Núñez Feijoó, quien tratará de revalidar las mayorías absolutas obtenidas en 2009, 2012 y 2016.
Aquí la pega viene en los remilgos de un presidente de la Xunta que no quiere socios ni coaliciones. Sin embargo, desde Génova 13 se le quiere hacer ver al mandatario gallego que la presencia de VOX, pese a que localmente se fue de vacío en los comicios del 26 de mayo de 2019, podría hacer dispersar el voto de centro-derecha y si encima se desprecia la coalición con Ciudadanos, la mayoría absoluta de Feijoó puede quedar en entredicho.
Aún así, desde el entorno del presidente gallego no se descarta abrir las listas a políticos naranjas, aunque aún se recuerda con cierto temor la esperpéntica campaña de Ciudadanos hace casi cuatro años, con una candidata desconocida y que batió récords a la hora de meter la gamba en sus apariciones públicas, inclusive el debate electoral.