Justo cuando las diferentes agrupaciones socialistas habían comenzado a tomar partido por uno de los dos bandos socialistas en Andalucía, los Susanistas o los Sanchistas, cuando habían comenzado las escaramuzas propias antes de la gran batalla, con dimisiones programadas en las diferentes Juntas Directivas Provinciales, las aguas han vuelto a su cauce y se ha llegado a un acuerdo que claramente favorece a los Susanistas en perjuicio de los Sanchistas.
Lucrecio Fernández, una de las figuras claramente Sanchista, a la sombra del vicepresidente del Congreso Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y que ha hecho todo tipo de méritos para seguir en su puesto, incluyendo pedir que Vox desaparezca del mapa, sale escaldado de la refriega y le finiquitan como Delegado del Gobierno en Andalucía, en beneficio de la senadora por Granada Sandra García, que también ha ejercido como delegada del Gobierno andaluz en Granada, siendo Susana Díaz su jefa política. El puesto de Sandra García ha sido consensuado por ambos bandos, siendo aparentemente, sobre todo por el desasosiego producido en las filas Sanchistas, el sector Susanista el ganador de la primera batalla seria por la sucesión y el poder en el socialismo andaluz.
Llama poderosamente la atención que Sánchez, que en osadía no le gana nadie, haya firmado tablas en esta guerra política y no haga lo que acostumbra, que no es otra cosa que lanzarse sin red a por todas. Por ahora, Susana Díaz puede respirar tranquila, pero la sombra de Montero, Espadas y García la seguirán generando tensión y sudores fríos con total seguridad.