Ya conocemos al ministro del Interior de Pedro Sánchez, Fernando Grande-Marlaska, siempre muy empeñado en contentar a su Presidente y a los independentistas, y siempre ofendiendo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad dependientes de él.
Resulta escandaloso que hasta los policías nacionales, a través de su sindicato mayoritario (Jupol), tengan que quejarse de esta manera porque la famosa equiparación salarial nunca llega, mientras que ven cómo por delante de sus narices pasan millones desde Madrid en dirección a Cataluña…
Y es que la Policía Nacional ya se ha acostumbrado a ver cómo sus compañeros de otras comunidades están remunerados de una manera que ellos ni sueñan, pero claro, con los 2.200 millones de euros que Sánchez ha prometido a Torra en un momento clave para las negociaciones entre los separatistas y el Gobierno, todo se entiende mejor.
Así que Markasla está absolutamente en la picota y los de Jupol no se van a callar. De hecho, en declaraciones a El Español, el secretario general de la organización sindical, José María García, explica que los policías nacionales se sienten “utilizados con fines políticos, como moneda de cambio”:
«Es una falta de respeto total y absoluta hacia nuestro trabajo. Marlaska no tiene la dignidad de recibirnos”.
Muchas afrentas de Marlaska a la Policía
Los golpes bajos del ministro a la Policía Nacional se cuentan por varios ya desde que está al frente de la cartera responsable del Cuerpo: desprecios en forma de negar condecoraciones merecidas, traslados de sedes de policías, y una comida apestosa y deleznable para los efectivos desplazados a Cataluña.
Y es que no es la primera vez que la Policía Nacional se planta ante Marlaska por meter sus manazas dónde y cómo no debe.
Recuerden que desde el Parlament, tanto los independentistas como los de Podemos y con abstención del PSC de Iceta permitieron aprobar que los Mossos d’Esquadra no participaran en operativos junto a los policías nacionales, porque éstos usan pelotas de goma en sus dispositivos mientras que los primeros, no.
En aquel momento, el sindicato SUP se quejó amargamente aunque de poco sirvió:
Nos quieran echar, pero encima que las instalaciones se conviertan en un museo sobre la represión franquista, es sangrante. Exigimos al Gobierno un pronunciamiento inequívoco y una defensa cerrada de los 65.000 policías nacionales, y que deje claro, sin equidistancias, que no se va a ceder frente a las pretensiones de quienes buscan la salida de nuestro Cuerpo de Cataluña.
Serafín Giráldez, portavoz de la Unión Federal de Policías (UFP), señala que:
Esto es una barbaridad porque se quiere retirar un centro policial de una ciudad que está muy bien comunicado y por el acto simbólico de declarar el edificio como centro sobre la represión franquista, una utilización torticera de la política. El ministro tiene que tomar parte en este asunto.