El Gobierno de Pedro Sánchez utilizará a Canarias y Baleares como ‘conejillo de Indias’ en el batiburrillo de fases y provincias que planteó en su propuesta de desescalada del confinamiento.
En la rueda de prensa de este 28 de abril, el líder del PSOE adelantó que toda España está en la denominada ‘fase cero’ o de preparación para la desescalada. Una etapa donde están previstas medidas como la salida de los niños o las actividades deportivas individuales. Sin embargo, para las próximas fases se ‘experimentará’ antes con las islas que con el resto de las comunidades autónomas.
Según afirmó Pedro Sánchez, la ‘fase uno’ comenzará el próximo 4 de mayo en Canarias y Baleares, mientras que se postergará hasta el 11 de mayo en el resto del país. De esta manera, el Gobierno del PSOE y Podemos podrá medir con una semana de antelación el impacto que tienen sus medidas y si existe, o no, un repunte en los contagios del COVID-19.
Para evitar que el ‘conejillo de Indias’ pueda ser manipulada, el Gobierno prohibió que se realicen viajes entre las islas y la península.
“La desescalada será gradual, asimétrica y coordinada”, explicó Sánchez. Un mensaje que repitió en varias oportunidades para recalcar que algunas regiones irán más avanzadas que otras. Incluso, en el turno de preguntas ha tratado de tildar como un ‘beneficio’ que las islas sean las primeras en adoptar las medidas de desescalada. Esas que han venido destacando por su improvisación.
Las fases de Sánchez
Con la ‘fase 1’, los ciudadanos de Canarias y Baleares serán los primeros en reabrir el comercio a pie de calle (menos centros comerciales), así como la restauración (solo para comida a domicilio) y hoteles con un aforo limitado, el uso de horarios preferentes para los mayores, el uso de espacios de culto (con solo un tercio de su aforo) y la recomendación del uso de mascarilla en los espacios públicos.
En la ‘fase 2’, los restaurantes podrán usar su servicio de mesas (con un tercio del aforo), el mismo porcentaje de afluencia que se aceptará en actividades como el cine o el teatro. Las escuelas volverán a abrirse en septiembre. También se retomarán las actividades de la caza y la pesca; se podrán hacer actos públicos con menos de 400 personas y el culto ya aceptará un aforo del 50 por ciento.
La última fase supondría un regreso casi idéntico a la normalidad, pero manteniendo las medidas de precaución y evitando las aglomeraciones masivas. Es importante destacar que está previsto que cada etapa dure unas dos semanas en el mejor de los casos. De ahí que Pedro Sánchez estime que no se saldrá de la desescalada “en el mejor de los casos, en unas ocho semanas. Hasta finales de junio”.
Incoherencias socialistas
A pesar de que el Gobierno ha demostrado que actuó desde la improvisación y -en algunos casos como el 8-M- desde la irresponsabilidad, ahora presume de que “si tenemos que escoger entre la prudencia y el riesgo, el Gobierno de España siempre escogerá la prudencia”. Un discurso poco creíble cuando se han visto ‘gestos’ cómo convocar y celebrar la marcha feminista pese al riesgo de contagio o con un vicepresidente segundo que, hasta en cuatro oportunidades, se ha saltado la cuarentena.
Más incoherente aún ha sido que Pedro Sánchez presuma de “tener controlado el virus”, a pesar de que la OCDE acaba de recordar que está en el peldaño número 17 por número de test realizados, así como que cuenta con problemas para la adquisición y distribución del material sanitario o que lamentablemente sea uno de los país con la tasa de fallecidos más alta por cada 100.000 habitantes.
Unas cifras que no parecen quitarle el sueño al presidente, ya que comenzó la rueda de prensa afirmando que “ya se realizará un homenaje público cuando acabe el programa de desescalada”. Sin embargo, no explicó porqué el PSOE ordenó a sus alcaldes que eviten toda señal de duelo o luto.