EL PECULIAR HASHTAG SE CONVIERTE EN 'TRENDING TOPIC' (TEMA DEL MOMENTO)

Las redes se solidarizan con el manifestante al que el ‘vice’ quiere meter preso y hacen viral el #IglesiasGarrapata

Miguel Frontera había llamado supuestamente "garrapata" al podemita y "analfabeta" a su pareja Irene Montero.

Es lo que tienen las redes sociales. Las plataformas digitales, aún con su peligros y sus imposiciones, son un territorio donde el poder aún tiene más difícil actuar. Y mucho menos, de encarcelar.

Por eso, cientos y cientos de internautas se han solidarizado con Miguel Frontera. ¿Que lo que le molesta a Iglesias es que, entre otras lindezas, se le llame «garrapata»? Pues toma dos tazas, Pablo.

Uno de los motivos del vicepresidente segundo del Gobierno para pedir cárcel para Frontera, uno de los ciudadanos que se manifestaba frente a su casoplón en Galapagar , es que se le llamase a él «garrapata» y a su pareja, la ministra de Igualdad, «analfabeta«.

Pues ahí están las redes sociales para hacer del #IglesiasGarrapata Trending Topic (tema del momento) en Twitter. Qué aproveche, Pablo.

Pablo Iglesias pide cárcel para Miguel Frontera porque a él le llamaba «garrapata» y a Irene Montero, «analfabeta»

Pablo Iglesias, el mismo que defendía los ‘escraches‘ como el bendito ‘jarabe democrático de los de abajo’, ha interpuesto una querella contra Miguel Frontera, un ciudadano que se viene manifestando delante de su chalet de Galapagar.

Respandados por el ministro Marlaska y la fiscal Delgado -la del ‘Marlaska es maricón’, los podemitas Iglesias e Irene Montero  acusan a Frontera de seis delitos -acoso, descubrimiento y revelación de secretos, desobediencia a la autoridad, alteración del orden público y, por último, otro delito contra los recursos naturales y el medio ambiente- que si son aceptados por la justicia podrían llevarle a la cárcel.

No cabe mayor hipocresía: Iglesias y Montero ya no defienden a «los de abajo», sino que piden para ellos prisión.

«Hay que naturalizar el insulto»

Curiosamente, era el propio Iglesias el que cuando le convenía -en plena campaña contra la prensa libre para justificar el acoso a periodistas críticos- decía desde la sala de prensa de Moncloa que la sociedad debía «naturalizar el insulto». Porque esas descalificaciones eran contra tipos como Javier Negre y Vicente Vallés.

He leído cosas en las redes sociales que no comparto y que no me gustan. A Vicente Vallés le han dicho de todo: le han dicho que es como Javier Negre con traje y en un telediario le han llamado ‘cloaquín’… Yo no me puedo identificar con eso. No me gusta. Y creo que lo digo siendo alguien que sabe que lo insulten en las redes sociales y que le digan de todo”

Hay que naturalizar que en una democracia avanzada cualquiera que tenga responsabilidades en una empresa de comunicación o en la política, se esté sometido tanto a la crítica como al insulto en las redes sociales, y el derecho cuando las cosas se salen de madre ofrece instrumentos para emplearlo.

Pero creo que es normal en una sociedad democrática que se produzcan críticas y que todos los que tenemos una relevancia y una presencia pública, como algunos profesionales de los medios, creo que la crítica es una cosa normal y propia de las democracias. Incluso las cosas desagradables que vemos en las redes son normales y no soy partidario de perseguirlas. Si se atraviesan determinadas líneas el derecho ofrece instrumentos de defensa.

En otra ocasión, el líder de los de Podemos intentó silenciar con un burofax a Periodista Digital.

Cuando no fue tan conciliador Iglesias ni consideró que hubiese que naturalizar nada fue cuando mandó un burofax al director de Periodista Digital, Alfonso Rojo.

El 16 de abril de 2020, en pleno estado de alarma, daba comienzo la ‘Operación Mordaza’ del Gobierno.

Así lo contaba Rojo en PD:

El burofax, firmado de puño y letra por Pablo Iglesias Turrión, y dirigido al director/a de Periodista Digital, que soy yo, nos conmina de entrada a reproducir la nota que insertamos debajo, con relación al artículo titulado ‘El rumor del divorcio de Iglesias y Montero, con amante incluida, agita la cuarentena de Podemos’, que publicamos el pasado 4 de abril.

Dice textualmente en su mensaje previo el vicepresidente Iglesias, subrayando la frase: «Entiendo que su divulgación únicamente pretende causarme perjuicio a mí y al resto de personas mencionadas en el artículo».

Basta leer la pieza, para comprobar que nada más lejos de nuestra intención, como alejado está este chusco burofax, que su protagonista remite desde su mansión de Galapagar en lugar de hacerlo desde el edificio del INIA, donde ha sentado sus reales con sus 10 asesores personales, del deseo de Iglesias de defender su derecho a la intimidad.

Lo que se busca y basta echar hoy un vistazo a la portada del ‘ABC’ o a los periódicos y medios online que todavía conservan una pizca de decencia y cierto orgullo profesional, es asustar y provocar la autocensura.

Las redes, en aquel caso, se volcaron a favor de nuestro medio y en contra de las malas artes del político populista.

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