Hace justo un año, en concreto, el 29 de febrero de 2020 -estábamos en año bisiesto- el Gobierno nos pedía no caer en el alarmismo con el coronavirus y advertía que «las mascarillas no servían para la calle».
El ministro de Sanidad Salvador Illa visitaba el programa de laSexta Noche con un mensaje claro: «no hay que caer en el alarmismo». Menos mal, pues ya llevamos más de 80 mil muertos. A su vez, se descolgaba con unas afirmaciones polémicas: «las mascarillas no son necesarias en España para ir por la calle».
Es una situación que seguimos con preocupación, es lógico que preocupe pero no hay que caer en el alarmismo, estamos intentando tener una estrategia común. Preocupación sí, alarmismo no
Es un virus desconocido, pero lo que conocemos nos permite controlarlo o intentar controlarlo y tratarlo
¿Quién ha dimitido por esto? ¿Quién? Nadie, ni uno. Son una panda de ineptos y parásitos que se agarran al poder a pesar de gestionar fatal una crisis sanitaria y económica. https://t.co/1kmIZ3VmJC
— Economía y libertad (@eco_liberal) March 1, 2021
Espera sentado. Debería haber algún mecanismo para quitarse de en medio a estos sinvergüenzas pero oye, que el gafotas ha ganado las elecciones en Cataluñistán después de llevar 100.000 cadáveres sobre sus hombros. Quizá sea lo que merecemos. ¿No?
— Don Pichuelo (@DonPichuelo) March 1, 2021
Las idas y venidas del Gobierno con el asunto de las mascarillas
Tiempo después, sabríamos que lo que en realidad sucedía es que el Ejecutivo no podía garantizar su abastecimiento.
Tendrían que pasar varias semanas. En concreto, el Gobierno de coalición PSOE-Podemos anunció el 17 de mayo de 2020 que elaboraría una orden para regular el uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos a fin de prevenir la transmisión del coronavirus.
En aquel entonces, la encuesta de GAD3 para el diario ‘ABC’ desvelaba que, mientras el Gobierno perdía el tiempo en sus bandazos políticos, el 87,6 por ciento de los españoles considera que debería ser obligatorio llevar mascarilla en lugares públicos.
España tomaba la decisión de obligar a utilizar las mascarillas en espacios públicos dos meses después de declararse el estado de alarma, cuando esta medida ya la habían adoptado algunos países vecinos. Aquí, al comienzo de la pandemia, y antes de declarar el estado de alarma, Salvador Illa limitó la recomendación de utilizar las mascarillas a las personas enfermas o sus cuidadores, el personal sanitario y en aquellas situaciones en que se considerase necesario.
El Gobierno desaconsejó en ese momento el uso de mascarilla para la población general sana. «No te dejes llevar por falsas informaciones, su uso inadecuado puede dar lugar a desabastecimiento» alertaba Salud Pública.
Este criterio cambió el día 3 de abril, cuando desde el Gobierno planteaban generalizar el uso de mascarillas.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, insistió durante todo este tiempo que no era necesario que los ciudadanos utilizaran mascarilla.
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